Diarrea, fiebre, dolores abdominales y de cabeza, deshidratación... si tiene estos síntomas acuda rápidamente a su médico, porque bien podría tratarse de un caso de salmonelosis.

Esta es una enfermedad rodeada de tópicos y leyendas --durante cien años fue considerada la causa de la diarrea-- muchas de las cuales no tienen que ver con la realidad. Lo cierto es que las bacterias salmonellas , que son las que originan esta dolencia, viven de forma natural en el intestino del hombre y de los animales. El problema es cuando esa peligrosa bacteria llega a los alimentos y al agua. Es en ese momento cuando la bacteria se desarrolla más rápidamente, volviéndose peligrosa.

Existen muchos tipos diferentes de salmonela o salmonelosis, y la principal causa de contagio en el ser humano es la ingestión de alimentos contaminados con las heces de animales. Esta es la causa de que sean precisamente los alimentos que están más en contacto con el mundo animal los más peligrosos, especialmente la carne de vaca, las aves, la leche o los huevos.

En este sentido, los estudios más recientes han dejado claro que el problema no está en los alimentos en sí mismos, sino en un incorrecto proceso de manipulación.

EFECTOS SANITARIOS Por lo que se refiere a sus efectos sobre la salud, en principio no es excesivamente grave, aunque la alta fiebre y la gran deshidratación pueden provocar riesgos en determinados sectores. De hecho, cada año se registran unas 3.000 muertes por salmonelosis en todo el mundo, generalmente entre los grupos considerados de alto riesgo: niños, ancianos, mujeres embarazadas y personas con el sistema inmunitario debilitado. Aún así, hay que tener en cuenta que actualmente se tienen localizadas más de 2.000 cepas de esta molesta bacteria, siendo la más grave la salmonella enteritidis .

El principal problema de esta enfermedad, cuyo ataque es más habitual durante la época veraniega, es que no existe vacuna contra ella. Por lo tanto, la clave está en la prevención.

Los expertos recomiendan no consumir carne, aves o huevos ni crudos ni recalentados. Además, es preferible que las aves y la carne, incluyendo las hamburguesas, no se coman poco hechas a pesar de la tradición que existe en España en sentido contrario.

Por otra parte, debe lavarse concienzudamente si ha tenido contacto con las heces de los animales o si ha tenido un reptil entre sus manos. Precisamente por ello apuntan que los reptiles --como las tortugas-- no son mascotas apropiadas para niños pequeños, ya que son animales muy propensos a tener la salmonelosis.