Badajoz no cerró ayer por la huelga general, que tuvo un seguimiento escaso y desigual en los distintos sectores. No obstante, los sindicatos lograron parar la construcción, Mercabadajoz, y que no salieran vuelos del aeropuerto e intentaron cerrar parte del comercio, sin conseguirlo, porque volvió a abrir tras el paso de los piquetes.

La ciudad mantuvo las constantes vitales al cumplirse los servicios mínimos establecidos en el transporte y la casi nula incidencia del paro en hospitales, centros educativos y administraciones. UGT cifró la participación en la ciudad en un 70%.

La Delegación del Gobierno no dio datos de participación y se limitó a destacar la ausencia de incidentes destacables. Hubo la rotura de la luna de un camión de la basura en el vertedero, la aparición de algunas cerraduras de establecimientos públicos con silicona o con trozos de palillos y el incendio de un contenedor en el polígono El Nevero, que no está claro que tenga relación con la huelga.

El polígono industrial El Nevero, un punto sensible de la ciudad, mantuvo en buena medida la actividad. Los sindicatos aseguraron que solo entró un vehículo en Mercabadajoz. La delegada del Gobierno, Carmen Pereira, dijo después que funcionó con normalidad. Cerró una panificadora, pero trabajaron otras y los piquetes no fueron a ninguna otra empresa del polígono.

En la construcción, los sindicatos dieron un 90% y lograron cerrar las dos obras más significativas, la de la torre de Caja Badajoz y la de la biblioteca. En el transporte se respetaron los servicios mínimos. De Tubasa salieron 10 vehículos y de la estación de autobuses no salieron los primeros con destino a Madrid.

Asimismo, el comercio y la hostelería ignoraron la llamada de los sindicatos a secundar la huelga general. Las grandes superficies, el pequeño comercio, bares y cafeterías abrieron y solo el paso de los piquetes informativos --integrados por más de un centenar de personas-- por las calles Menacho, Santo Domingo y por el Casco Antiguo retrasó la apertura de negocios e hizo que muchos echasen el cierre de forma momentánea.

Cuando las banderas y los silbatos se alejaban, las persianas se volvían a levantar. Y es que la mayoría de los comerciantes consultados por este diario aseguraban que el único motivo por el que accedían a cerrar al paso de los piquetes era para "prevenir" que se produjeran altercados. "Creo que con la huelga no vamos a conseguir nada y nosotros no nos podemos permitir el lujo de perder un día de ventas. Hemos cerrado para evitar problemas, pero abriremos en cuanto esto pase", justificaba Angel, propietario de un negocio en el Casco Antiguo.

La normalidad volvió a la ciudad cuando concluyó ante la delegación del Gobierno la manifestación que se inició en San Juan, con un millar de personas.