Una llamada al orden. Eso fue lo que el Banco de España transmitió ayer a la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) después de que, el pasado jueves, esta entidad pusiera pegas al reparto de poder acordado provisionalmente el pasado 24 de mayo entre esta, Cajastur, Caja Cantabria y Caja Extremadura para formar el tercer grupo de cajas de ahorro de nuestro país, y que debían ratificar las cuatro entidades. Cajastur, Caja Cantabria y Caja Extremadura no pusieron ninguna pega y aprobaron el acuerdo al que se habían comprometido, pero la CAM lo aprobó con la excepción del punto que hacía referencia a que el banco resultante sería dirigido, en calidad de consejero delegado, por el presidente de Cajastur, Manuel Menéndez.

En la misma noche del jueves, y como informó ayer este periódico, la caja asturiana ya advirtió de que el acuerdo sometido a los consejos de administración de las cuatro entidades debía "aceptarse íntegro o rechazarse". Así estaban entonces los términos del encono entre las entidades asturiana y alicantina. Y ayer por la mañana, fuentes de Cajastur dieron, a través de un comunicado recogido por la agencia Efe, una vuelta de tuerca más a la crisis al dar por "prácticamente rota" la fusión virtual con CAM.

ALARMAS Las alarmas se encendieron. La Bolsa se resintió --esta crisis se dio ayer en medios bursátiles como una de las circunstancias coadyuvantes a que el Ibex cayera un 1,66%, el mayor descenso del mes, con pérdida de los 10.000 puntos--, y el Banco de España decidió llamar de urgencia a una reunión por la tarde a los responsables de la entidad levantina. ¿El resultado? El mencionado: un tirón de orejas y la conminación a la CAM a resolver sus diferencias con Cajastur y a continuar con la alianza con Caja Cantabria y Caja Extremadura.

En medios financieros ya pusieron de manifiesto la noche del jueves la extemporaneidad de la posición de la CAM y afirmaron que la exigencia de Cajastur en el sentido de que el acuerdo no admitía excepciones, o se aprobaba íntegro o se rechazaba, no partía del hecho de que la CAM le disputara a Cajastur el control de la entidad futura, sino que en el propio acuerdo, cuyo visto bueno dio la CAM ya en mayo, se hacía explícita mención a la condición de que no se podía asumir parcialmente.

Por otro lado, la agencia Efe también mencionaba ayer que no es la primera vez que la entidad levantina plantea problemas con sus interlocutores: ya afrontó dificultades en las negociaciones con la BBK al rechazar su posición de control de la entidad vasca en una futura fusión, y tampoco llevó a buen término las conversaciones que entabló con Caja Murcia por los mismos motivos. Es decir, la misma renuencia aducida ahora con la caja asturiana.

PROTOCOLO ¿Qué fue exactamente lo que se negó a aprobar el consejo de administración de la CAM? Se negó a aprobar el protocolo de fusión acordado el 24 de mayo y al que le dio el visto bueno el Banco de España el pasado 29 de junio en lo que hace referencia a las atribuciones del consejero delegado. El reparto de la cuota de poder en el consejo de la entidad resultante de la ´fusión fría´ no se discute (40% para Cajastur y CAM; 11% para Caja Extremadura y 9% para Caja Cantabria), pero sí que el consejero delegado, cargo que dirigirá de facto la nueva entidad, le corresponda al presidente de Cajastur por un periodo de 6 años prorrogables por otros 6 si no hay acuerdo entre los miembros del consejo, y además con facultades para nombrar a los dos directores generales y las funciones a desarrollar por cada uno de ellos. A las otras tres entidades le corresponden cargos no ejecutivos: a la CAM la presidencia, también por 12 años, la cual recaería en el presidente de esta, Modesto Crespo; a Caja Extremadura la primera vicepresidencia, que ocuparía el presidente Víctor Bravo; y a Caja Cantabria la segunda vicepresidencia, que encarnaría su homólogo, Enrique Ambrosio.

Ahora toca mover ficha a los responsables de la CAM: o se avienen a firmar en su integridad el acuerdo de fusión, dando por bueno que el poder ejecutivo corresponde a Cajastur o rechaza formar parte del SIP. En este último caso se abre un periodo de incertidumbre en el que fuentes conocedoras del sector de las cajas de ahorro no descartan incluso una intervención del Banco de España, puesto que su situación financiera, muy comprometida por la crisis del ´ladrillo´, la hace más vulnerable que a ninguna de las otras tres. De hecho, el Banco de España vio desde el principio con buenos ojos la alianza de CAM porque le otorgaba la estabilidad que sola no tiene.

Ante este momento tan incierto, Caja Extremadura se limitó ayer a pedir "sosiego" y que se supere la situación de la que ella solo es víctima. Y no es para menos: está en entredicho la conformación del tercer grupo de cajas, con 135.000 millones en activos y más de 2.000 oficinas. El grupo ha pedido 1.493 millones en ayudas públicas.