Qué falló para que unos asaltantes lograran burlar la seguridad de la base militar de Bótoa y se apoderaran de 20 fusiles de asalto y una decena de pistolas la madrugada de ayer? Responder a esta pregunta y saber quiénes son los autores del robo es lo que tratan de esclarecer las dos investigaciones abiertas tras el suceso, una interna ordenada por el Ministerio de Defensa y la que está llevando a cabo la Guardia Civil.

De los resultados de las pesquisas poco se sabía ayer, ya que tanto la Delegación del Gobierno como la propia base se limitaron a señalar que el Juzgado Militar número 12 de Madrid había decretado el secreto de sumario. La Guardia Civil apunta a una banda criminal organizada como autora del robo por "la forma y la rapidez" con la que se había efectuado. Según fuentes cercanas a la investigación, los asaltantes podrían haber contado con colaboración de una o varias personas conocedoras del cuartel, que les habrían facilitado información. "Sabían muy bien a lo que venían y lo tenían muy preparado. No han podido hacerlo solos porque para quien no conoce la base no es fácil moverse ni tampoco encontrar la armería", aseguraron.

Los ladrones se llevaron, entre las once de la noche y las 00.30 horas, una veintena de fusiles de asalto Heckler and Koch (HK) G36 --los más modernos que maneja el Ejército español-- y diez pistolas semiautomáticas de 9 milímetros tras forzar la puerta de una armería del Regimiento Castilla. En el almacén había más armamento y munición.

Hasta el lugar donde estaban almacenadas las armas los ladrones llegaron después de romper una cancela de la valla metálica que protege el perímetro del acuartelamiento --adonde accedieron por una vía auxiliar desde la carretera de Cáceres--. De esta forma entraron al campo de maniobras que cruzaron, probablemente, en un vehículo, hasta toparse con una segunda valla, que es la que rodea las instalaciones del cuartel propiamente dichas, donde abrieron un hueco para pasar. Al parecer, cortaron las líneas eléctricas y de telefonía en ese tramo.

A unos 300 metros de este punto se encuentra la armería. Los asaltantes utilizaron un Land Rover Aníbal de la propia base, que manipularon para poner en marcha, para cargar y trasladar las armas hasta el vehículo en el que habían llegado a la base. Según algunos testimonios, parte de las armas se las llevaron en el mueble en el que estaban guardadas tras arrancarlo de la pared.

ALARMA Fuentes militares explicaron ayer que fue entre las 00.00 y las 00.15 horas cuando se activó la alarma de la armería, tras lo que una patrulla de la Unidad de Seguridad (US) --de reciente creación y que se encarga en exclusiva de la vigilancia de la base-- acudió al lugar de inmediato y comprobó que las puertas estaban forzadas, aunque no había nadie en el interior y tampoco había rastro de ellos en el perímetro del acuartelamiento.

Desde la base insistieron en que fue esa la única vez que sonó la alarma, frente a las versiones que apuntan a que se había activado horas antes e, incluso, las que aseguran que no llegó a sonar. "Especulaciones hay muchas, pero las investigaciones siguen aún abiertas para que podamos saber con detalles qué ha pasado", indicaron fuentes militares, que rehusaron pronunciarse sobre la hipótesis de que la banda estuviera integrada por ciudadanos de Europa del este.

Tras el suceso, la Guardia Civil y la Policía Nacional habilitaron controles en la frontera con Portugal ante la sospecha de que pudieran intentar huir al país vecino. Además, al parecer se podrían haber estado registrando fincas de los alrededores por si hubieran escondido las armas a la espera de que la situación se calme. Durante toda la madrugada, se estuvieron recabando pruebas en el lugar de los hechos, donde también permaneció el general jefe de la Brigada Mecanizada Extremadura XI y máxima autoridad de la base, Casimiro San Juan. Precisamente, el viernes pasado el Consejo de Ministros aprobó su ascenso a general de división, aunque aún no se ha hecho efectivo.

PLAN DE ALERTAMientras prosiguen las investigaciones, en la base General Menacho se ha activado el plan de alerta --nivel naranja, el segundo de los tres establecidos-- y ayer se dio orden de que se incorporasen todos los soldados que disfrutaban de descanso, con el objetivo de reforzar la vigilancia y la seguridad en el cuartel.

Las reacciones de los grupos políticos ante el suceso no tardaron en llegar. El coordinador general de IU, Gaspar Llamazares, solicitó que la ministra de Defensa, Carme Chacón, explique "cuanto antes" en el Congreso de los Diputados lo que calificó como "preocupante" suceso, mientras que la portavoz de Defensa del grupo popular en la Cámara Baja, Beatriz Rodríguez Salmones, exigió una investigación "seria" que aclare lo ocurrido y si hubo algún error, según informa Europa Press.

La ministra de Defensa se reunió a última hora de la tarde con el Jefe del Estado Mayor del Ejército (JEME), el general Fulgencio Coll, para abordar el robo de armas ocurrido en Bótoa.