Mismo escenario y actores, pero ahora sobre un fondo sombrío. Por tercera vez en cuatro meses, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, recibió en La Moncloa a los dirigentes de los principales bancos y cajas de ahorro del país. Esta vez, sin embargo, la tensión sustituyó al tono distendido de las anteriores reuniones. Un deterioro de la relación que encontró su mejor prueba en la puesta en escena del encuentro: el líder del Ejecutivo decidió sustituir los sofás de entonces por unas funcionales mesas de cristal dispuestas en forma de U. El presidente quiere que la banca dé más créditos a familias y empresas para que la economía supere la recesión.

El Gobierno entiende que tras poner a disposición del sistema financiero recursos públicos equivalentes al 20% del PIB (casi 200.000 millones), lo menos que puede hacer en correspondencia es elevar los préstamos para sostener la economía.

MENOS DURO Y, en efecto, ese fue el mensaje con el que, desde el centro de la sala y guardando las distancias, se plantaron Zapatero y el vicepresidente económico, Pedro Solbes, en la reunión. Lo escucharon a un lado los presidentes de los tres principales bancos: Emilio Botín (Santander), Francisco González (BBVA) y Angel Ron (Popular). Y, enfrente, los de las tres grandes cajas de ahorros: Isidre Fainé (La Caixa), Miguel Blesa (Caja Madrid) y José Luis Olivas (Bancaja).

Hasta aquí el guión previsto, porque los banqueros lograron que Zapatero suavizase de manera notable el tono de su mensaje. En la nota oficial de La Moncloa sobre el encuentro, el Gobierno sostiene que "ha reclamado la colaboración" de bancos y cajas en el "compromiso colectivo" frente a la crisis, al tiempo que les solicita un "esfuerzo adicional" en el crédito al sector privado. Sin embargo, también "valora el que efectivamente ya vienen realizando". Es más, intercambiaron elogios. Primero constataron la "efectividad" de las medidas del Gobierno para garantizar los depósitos y la liquidez al sistema. Y, luego, alabaron la "solidez" del sector frente a las dificultades vividas en otros países.

La banca incluso logró arrancar del presidente la "disposición para reforzar, flexibilizar y ampliar" las líneas ICO de apoyo a las pequeñas y medianas empresas (pymes), así como que se amplíe el aval público necesario, a través del ICO, para obtener una moratoria de hipoteca en caso de desempleo. Estos préstamos oficiales son concedidos directamente por el ICO o compartidos con la banca, y se distinguen por otorgarse a precios inferiores a los del mercado. Algo que no esperaba nadie, sobre todo tras el intercambio de reproches y acusaciones cruzadas que se habían lanzado ante la lentitud de en su puesta en marcha.

A cambio, las entidades se comprometieron en colaborar en el "impulso y puesta en marcha" de estas medidas y en su "difusión" entre los ciudadanos y las pymes. No se trata de ninguna obviedad, ya que algunos colectivos les habían acusado de entorpecerlas y ocultarlas.

Una parte importante del inesperado derrotero que tomó el encuentro lo tiene una persona que no estuvo presente. Miguel Martín, presidente de la patronal bancaria AEB, se ha convertido en el principal defensor del sector ante las críticas políticas. Incluso en la guarida del lobo . A diferencia de lo que ocurre en Estados Unidos, "no es la banca española la que hunde la economía. Es la economía real la que pone en riesgo al sector bancario", defendió, horas antes de que diera comienzo la reunión de La Moncloa, ante un nutrido grupo de parlamentarios socialistas, convencidos de la escasa actitud colaboradora de las entidades. Como en una película de poli bueno y poli malo , Martín ahorró a Botín, González, Ron, Fainé, Blesa y Olivas el desgaste de tener que transmitir a Zapatero el malestar del sector.

CRISIS El líder patronal dijo: "Si la economía española no se hunde más, es porque la banca es capaz de mantener la posición deudora frente al resto del mundo". El sector está haciendo el papel que le toca en la crisis: denegar los créditos que no son viables. "Ese problema lo asumen los bancos. La impopularidad es nuestra, es nuestro papel, decir a alguien que no le damos el crédito en esa situación".