Decir la verdad es bello y así se escribió ayer en un folio en blanco. La puesta en escena que concibió el director teatral Joan Ollé para el acto de concesión del Premio Antonio Asensio elevó a categoría de arte la misión de los periodistas. Y para escenificar el homenaje que le rindieron la literatura, el cine, la danza, la música y la pintura, se valió de una hoja de papel doblada en la que fue apareciendo el código internacional de honor de los periodistas promulgado por Naciones Unidas.

Olga Viza presentó un acto en el que las voces de algunos de los comunicadores más relevantes leyeron los principales artículos del código ético de la profesión. Iñaki Gabilondo, Luis del Olmo, Concha García Campoy, Angels Barceló, Carlos Herrera y Matías Prats recordaron que la libertad de prensa es un derecho fundamental y exige dedicación al bien público, integridad, formación e independencia.

Escenas de cine

Intercaladas, las escenas de películas de periodistas mostraban que las reglas a veces se respetan y, a veces, no. La grave voz del actor José Sacristán acompañó a los asistentes hasta un pasado en el que la libertad de expresión exigió movilizaciones y lucha para derrotar el "se calle, usted" que ordenaba la censura y borrar los trazos rojos que tapan las bocas.

José Oneto evocó la defensa de la libertad que llevó a cabo el poeta John Milton y aunque Antonio Gala lamentó no haber sido presentado nunca al fundador del Grupo Zeta, finalizó sus palabras con un satisfecho: "Hoy puedo decir de todo corazón: Encantado de haberte conocido, Antonio Asensio".

Que la libertad es "más que una palabra" y que sólo se deja amar "por amor y por ganas" salió de la pluma de José Agustín Goytisolo y de la boca de la actriz Belén Rueda.

Mientras Kirk Douglas salía en la pantalla con la intención de morder a un perro en El gran carnaval que dirigió Billy Wilder, el director de cine David Trueba recordó que la prensa se ha convertido en el "evangelio de los descreídos" y en pareja de baile del poder y confió "en que sean los informadores quienes lleven a los políticos y no al revés".

El espectáculo, producido por Focus concluyó con las notas del saxo de Llibert Fortuny que acompañaban al poema Alto jornal que escribió Claudio Rodríguez.

Esta vez fue la voz de Antonio Banderas la que leyó unos versos compuestos para elogiar la satisfacción por el trabajo bien hecho mientras un primer plano de Antonio Asensio ocupaba toda la pantalla.

Los gestos de Rosa Vallverdú tradujeron las palabras de la poesía de Rodríguez al lenguaje de los sordomudos.