Portugal puede convertirse en la luz del túnel que parece atravesar la sanidad privada extremeña. La sanidad pública lusa ha iniciado un proceso encaminado a aliviar sus listas de espera, un problema común en las zonas con sistemas de salud de libre acceso universal y que suele suponer una de las principales causas del descontento ciudadano con la medicina estatal.

La solución también suele ser la misma en todos los lugares debido a las ventajas económicas que le supone a la administración: los conciertos con el sector privado. Portugal ha puesto en marcha esta receta en la que, según los expertos, Extremadura tiene mucho que prescribir. De momento, el concurso para reforzar el área sanitaria de Lisboa se ha quedado en la región, con una oferta con mayores garantías que las presentadas por las clínicas privadas lusas.

Además, la sanidad portuguesa baraja poner en marcha nuevos conciertos, lo que puede suponer un importante espaldarazo para un sector privado extremeño que en los últimos meses ha visto peligrar su futuro en la región.

REDUCCION DE CONCIERTOS

Cuando la Junta de Extremadura asumió las competencias sanitarias en enero del 2002, el gobierno regional se propuso transformar el sistema vigente y disminuir el volumen de conciertos entre la sanidad pública y la privada. Como ejemplo, sólo en el primer semestre del pasado año, la Consejería de Sanidad destinó 600.000 euros (100 millones de pesetas) en derivar intervenciones quirúrgicas a hospitales y clínicas privadas de la región, una cifra que contrastaba con la de todo el 2001, el último año que el Estado gestionó las competencias a través del Insalud y en el que se emplearon 12 millones de euros (2.000 millones de pesetas) en conciertos.

Entonces, el consejero de Sanidad y Consumo, Guillermo Fernández Vara, aseguraba que la sanidad privada funcionaba más como un parásito de la red pública que como una respuesta a una demanda concreta y se mostraba poco partidario de que el sistema público derivada un volumen elevado de intervenciones a las clínicas y hospitales privados.

Hasta ese momento, el sector privado había encontrado un filón en la comunidad extremeña --áreas como la de Don Benito-Villanueva de la Serena habían asumido el 52% de la actividad asistencial--, pero el volumen de trabajo descendió y algunas empresas incluso tuvieron que prescindir de trabajadores.

Mientras tanto, el sector se aferró a otra de sus grandes fuentes de ingreso: los seguros médicos particulares. En la actualidad, más de 70.000 extremeños tienen suscritos seguros de este tipo, una fórmula que, mediante el pago mensual de una cuota, permite obtener una atención más rápida que en la sanidad pública.

En total, los seguros privados cubren a poco más de un 7% de la población extremeña --una cifra muy inferior a la de otras comunidades como la catalana o la madrileña, en donde la cobertura llega al 20%--.

No obstante, muchos son los que aseguran que dentro de un tiempo el volumen de trabajo de las clínicas privadas volverá a crecer, ya que sostienen que la sanidad pública no podrá hacer frente a la importante demanda.

Pero, de momento, las empresas deberán esperar con las miras puestas en Portugal, en donde el potencial de negocio se vislumbra más cercano que en la región extremeña.