"Soy José María Martín, bombero del Sefoca en Las Hurdes. El fuego venía con muy mala leche. Estaban los pueblos en peligro. En varias ocasiones tuvimos que echarnos para atrás, pero en cuanto el viento aflojaba, volvíamos al ataque. El fuego vino de Salamanca, no pudimos controlarlo. Creo que lo echaron hacia Extremadura prendiendo contrafuegos: tú prendes por aquí y así se va hacia el otro lado.

Yo veo normal que la gente de los pueblos nos abuchee. Es de mal gusto, pero no se les puede tener en cuenta porque están muy nerviosos. Cobro 150.000 pesetas. No es mucho porque tienes que estar dispuesto las 24 horas. Trabajo seis meses al año, el que viene trabajaremos nueve y dicen que acabaremos trabajando todo el año, pero en verano no tenemos una base: estamos acuartelados en el campo de fútbol de Pinofranqueado. En invierno podríamos limpiar los pastos y la broza porque las pistas están muy mal conservadas".