Viene de la página anterior

Poco después de despachar con el presidente del Gobierno en la Moncloa, el ministro de Defensa, José Bono, viajó a Afganistán para dirigir la tarea de repatriación de los restos de los 17 militares españoles fallecidos y conocer de primera mano el resultado de la investigación y el primer análisis de la caja negra del helicóptero siniestrado.

PACTO España disponía de tres helicópteros Cougat y de dos Superpuma en Herat, al oeste de Afganistán, y había pactado que los alemanes pudieran usarlos a cambio de ceder una parte de sus instalaciones en la base aérea de Termez (Uzbekistán).

Bono dio las instrucciones necesarias para fletar un avión Hércules desde la base de Getafe (Madrid) para traer los restos de los fallecidos y emprendió viaje hacia el país asiático. La llegada a la zona del accidente, unos 20 kilómetros al sur de Herat, requiere 12 horas de viaje. El ministro viaja junto al jefe del Estado Mayor de la Defensa, teniente general Félix Sanz Roldán y otros militares y altos cargos de su departamento, así como el diplomático español para Afganistán, José Turpín, y el encargado de la oficina de emergencias consulares, Francisco Ochoa.

El ministro, que dijo que acudirá al Parlamento cuanto antes y a petición propia, tendrá el triste deber de ser el primero en aplicar el protocolo de identificación de restos que él mismo mandó elaborar a raíz de la confusión en la identificación de los cuerpos de 30 de los 62 fallecidos en el accidente del Yak-42, en mayo del 2003. "Una situación como esa, que incrementa el dolor de las familias, no volverá a suceder en España", dijo entonces. Los fallecidos entonces regresaban de realizar su misión de pacificación en Afganistán cuando el avión se estrelló en Trebisonda (Turquía).

PROTOCOLO DE ACTUACION El protocolo de actuación para identificar, trasladar e inhumar los restos de los militares, policías y guardias civiles fuera del territorio nacional fija un plazo máximo de siete días "siempre que fuera posible" para realizar la identificación en el lugar del accidente. Fuentes militares dijeron que en este caso, las pruebas se harán en el hospital militar español de la base avanzada de Herat, adonde ayer fueron trasladados los restos.

La identificación deberá ser minuciosa y se basará en tres pruebas: de identificación visual, de acreditación de la identidad mediante las placas y objetos personales de los fallecidos, y mediante las técnicas forenses de que se disponga aunque, al menos, deberán tomarse datos somatométricos (biotipo, tatuajes, cicatrices, etc) y somatoscópicos (estatura, tamaño del pie, etc), huellas dactilares, así como muestras de sangre y tejidos para facilitar el análisis de ADN.

DERECHO DE LOS FAMILIARES Según el protocolo, que fue publicado en el Boletín Oficial del Estado el 19 de enero pasado, "el resultado de las pruebas médico-forenses deberá reflejar claramente el grado de certeza con el que se llevó a cabo la identificación y la necesidad o no de completarla en territorio nacional". La norma otorga a los familiares dos días para identificar los cuerpos si lo desean; de no querer hacerlo, se llevará a cabo un nuevo proceso de identificación.

El protocolo recoge la obligación de "prestar un apoyo constante" a las familias de los fallecidos y establece hasta 18 certificaciones de documentos.