El presidente de los farmacéuticos cacereños indicó que la proporción del gasto en medicamentos de los pensionistas que puede atribuirse al fraude --que el jubilado pida receta para medicinas que en realidad son para un familiar no pensionista-- es "insignificante". Pedro Claros reconoció que hace 15 o 20 años esta práctica podía estar más generalizada, "cuando un médico atendía, a lo mejor, más de 3.000 cartillas", pero ahora es mucho más difícil "porque la calidad de la atención médica y el conocimiento del paciente son mayores".

Asimismo, Claros manifestó que los tratamientos según edad y tipo de paciente son ya muy específicos, "e intentar ´colar´ un medicamento como si fuese de pensionista es complicado, es como si una abuela de 80 años va a pedir que le receten anticonceptivos". Sí cree, en cambio, que si se incide más en el tiempo de atención, "sobre todo de estos pacientes, que muchas veces están solos y van al centro de salud por la compañía, por la conversación, más que por el medicamento", sería posible ahorrar bastantes recetas.