Del quiosco de la Maison Antoine, ese templo de las patatas fritas que no hace mucho visitó la cancillera Angela Merkel en un receso del Consejo Europeo, salía el olor de siempre de los cucuruchos de siempre. Sin embargo, no había las colas que se verían cualquier miércoles a media mañana.

Ni en el metro de Schuman, habitualmente un hormiguero desde primera hora de la mañana, se notaba el ritmo apresurado de la gente que se mueve por el cogollo europeo de la capital belga. La Rue de la Loi, principal arteria del barrio, estaba prácticamente vacía y muchas bocas de metro de la zona este precintadas por la policía. Cuando estaban abiertas había que dar los buenos días a cuatro militares que le invitaban a uno a abrir su mochila. En el andén reinaba el silencio y en los vagones escaseaban los viajeros. Veinticuatro horas después de los atentados en el aeropuerto de Zaventem y en el metro de Maelbeek, la ciudad intentaba recuperar el pulso, empeñándose en no dar a los terroristas el gusto de la anomalía. "Siento tristeza al ver la ciudad así", confiesa la joven española Amaya Erce. "Me impresionó que en el vagón de metro había tres soldados y que al salir aquí en Schuman, que es el corazón del barrio europeo, íbamos todos muy callados. Un silencio sepulcral", cuenta.

En el centro de la capital, concentradas en la plaza de la Bolsa a las 12.00 horas, unas 2.000 personas guardaron un minuto de silencio en memoria de las víctimas. Por la tarde, en vez de silencio hubo abrazos. En un ambiente de camaradería, muchos pintaban mensajes con tiza, en las paredes o en el suelo, donde los colores se alternaban con las velas, como antes en París, Londres, Madrid o Nueva York.

En la famosa Grand Place donde normalmente recalan los turistas, la actividad era escasa. Las estaciones de tren de Midi, Norte y Luxemburgo limitaban el acceso a una única puerta, pero funcionaban con relativa normalidad. La red de metro abría a primera hora de la mañana 11 de sus 60 estaciones, que cerrarían a las 19.00 horas. El aeropuerto de Zaventem seguirá cerrado hoy. Solo los aviones de carga y privados podrían operar en el aeródromo de Bruselas.