Estados Unidos y Gran Bretaña han acordado que no tiene sentido continuar el debate sobre Irak en el Consejo de Seguridad de la ONU más allá de la próxima semana, pero es poco probable que insistan en una votación sobre su nueva resolución que autoriza la guerra a menos que se hayan asegurado los nueve votos precisos".

Con estas palabras comenzaba ayer la crónica de portada de The Washington Post , en la que el diario con más fuentes en la Casa Blanca estimaba que "la fecha de la guerra se aproxima rápidamente", por lo que norteamericanos y británicos van a concluir las negociaciones en la ONU pocos días después del informe decisivo que presentará el viernes Hans Blix, jefe de los inspectores de desarme. Nadie duda ya de que su testimonio será positivo para el régimen de Sadam Husein, después de que Bagdad haya autorizado las entrevistas con sus científicos de armamentos, permitido la vigilancia de su territorio por los aviones espía, empezado la destrucción de los misiles Al Samud 2 y mostrado los restos de las eliminación de armas químicas y biológicas.

CON EL TIEMPO EN CONTRA

"Blix se va a ver obligado a decir que Irak ha comenzado a desarmarse seriamente", afirmaba ayer a France Presse un diplomático occidental, que también explicaba muy didácticamente las prisas de Washington: "Con la creciente hostilidad contra la guerra de la opinión pública internacional y los progresos del proceso de desarme, el tiempo no juega a su favor. Ahora los americanos no hablan entre bastidores más que del post-Sadam".

Y aceleran los preparativos bélicos. El secretario de Defensa de EEUU, Donald Rumsfeld, ha ordenado la movilización de otros 60.000 soldados, "aunque" --decía la BBC-- "pueden llegar cuando la guerra ya haya comenzado". El Pentágono tiene en este momento en el Pérsico a 141.000 militares, con otros 180.000 más en camino. El Reino Unido tiene a otros 30.000 soldados en la región y pronto sumará los 48.000.

Además, el sexto grupo naval de portaviones navega rumbo a la zona, con lo que la coalición anglo-norteamericana dispondrá de más de medio millar de aviones de combate, sin contar los superbombarderos B-52 y B-1, así como los bombarderos invisibles B-2 y F-117, que permanecen en diversas bases aéreas norteamericanas preparados para el ataque.

LIBERTAD Y LEALTAD

Pese a esa inminencia de invasión de Irak, en el Congreso de los Diputados el vicepresidente primero del Gobierno, Mariano Rajoy, adujo que la resolución presentada por EEUU, el Reino Unido y España ante el Consejo de Seguridad no apoya la guerra. "Aún es posible una solución pacífica", según Rajoy, pero "sólo con la presión máxima se puede corregir el desarme de Irak".

El vicepresidente se alargó tanto en su réplica al portavoz del PSOE, Jesús Caldera, que la oposición la interrumpió al grito de "votación, votación". Después, uno tras otro, todos los grupos parlamentarios condenaron la postura del Gobierno en favor de los planes bélicos de EEUU y la dependencia española de la Casa Blanca. "No es la lealtad la que nos hace libres, sino la libertad la que nos permite ser leales", concluyó Caldera, para pedir a los diputados del PP: "Sean libres".

No obstante, el PP cerró filas y votó a última hora, sin fisuras ni disidentes , a favor de mantener a España claramente en el bando de la guerra, pues queda dentro de un triunvirato --con EEUU y Gran Bretaña-- que insiste en aprobar la resolución considerada por el resto del mundo como el visto bueno a una invasión.

RUSIA AMENAZA CON EL VETO

Tanto es así, que el ministro de Exteriores ruso, Igor Ivanov, volvió a amenazar ayer con ejercer el derecho de veto, "como medida extrema, para evitar el peor desarrollo de la situación. Rusia no apoyará decisión alguna que conduzca, directa o indirectamente, a una guerra con Irak".

Sin embargo, diplomáticos norteamericanos en la ONU explicaron al Post que confiaban en que ni Rusia ni China se atreverían a "matar la resolución" con sus vetos, por lo que EEUU y Gran Bretaña forzarían la votación la próxima semana incluso bajo la amenaza del veto de Francia. "Podríamos dejarles vetar y después cargar contra ellos", dijeron dichos diplomáticos, refiriéndose a los franceses en el Consejo de Seguridad.

Ahora bien, si las presiones no logran reunir los nueve votos, "entonces no habrá votación". En ese caso, "EEUU y Gran Bretaña procederán a tomar una decisión sobre la guerra sin contar con el Consejo".

Ahora bien, escribe el Post , "al tiempo que subrayaban estar poco seguros sobre cómo evolucionarán los acontecimientos diplomáticos, expresaron bien pocas dudas de que la Administración (de Bush) activará sus planes militares sea lo que sea que ocurra en el Consejo".

La pregunta es: en ese caso "¿seguirá siendo el Gobierno de Aznar tan leal a Bush como hasta ahora?". Y es ése interrogante el que no hay manera de que responda el PP.