La cumbre celebrada ayer en Washington no fue un nuevo Bretton Woods. Si acaso, el inicio del camino para reformar las estructuras nacidas en aquella conferencia internacional con el fin de adaptarse a nuevas realidades, a un sistema financiero global muy distinto al que había tras la segunda guerra mundial y a las economías de países emergentes del estilo de China, la India o Brasil. El comunicado final de la cumbre fue, como pretendía el presidente de EEUU, George Bush, una declaración de principios comunes para una reforma, y no una refundación.

En un comunicado de 10 páginas, los líderes asistentes a la cumbre de Washington se mostraron de acuerdo, como la Casa Blanca quería, en que la libertad de mercado y de comercio, junto a una regulación apropiada pero no excesiva, son el motor del bienestar económico.

CINCO EJES A partir de aquí, el G-20, España, Holanda y la República Checa se comprometieron a fortalecer la transparencia, la cooperación y la regulación para evitar que la crisis --que en el texto se califica de "global"-- se repita. Para ello, se acordaron cinco principios comunes, que son los que deben regir el proceso de reforma: fortalecer la transparencia y la responsabilidad de los mercados, ampliar el marco de regulación, promover la integridad de los mercados financieros, reforzar la cooperación internacional y reformar las instituciones financieras internacionales.

El compromiso alcanzado implica tomar medidas: requerir completa transparencia sobre los productos que comercializan las entidades financieras y exigir que estas informen de su situación real y que se adopten medidas que desincentiven los riesgos excesivos. Además, el texto pide, de forma ambigua para satisfacer a Francia y a EEUU sobre los hedge funds, que todos los mercados, productos y agentes financieros estén regulados --"cada uno según sus circunstancias"-- y fortalecer un código de conducta internacional.

La cooperación en un mundo donde los capitales no conocen fronteras debe centrarse sobre todo en la prevención, gestión y resolución de crisis. Y por lo que se refiere a las instituciones financieras internacionales, el comunicado del G-20 urge a una reforma del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial (BM) --pendientes desde hace bastante tiempo--, el reforzamiento del hasta ahora casi desconocido Foro de Estabilidad Financiera y la creación de unos "colegios de supervisores" para las grandes instituciones financieras, cuya naturaleza es eminentemente transnacional.

CONTRA EL PROTECCIONISMO En su comparecencia ante los medios (que zanjó con un "adiós" a los periodistas, en alusión al final de su mandato), Bush destacó que los países participantes coincidieron en criticar el proteccionismo. Para ello, se comprometieron a evitar "imponer nuevas barreras a la inversión y comercio de bienes y servicios" e hicieron un llamamiento a que, antes de que acabe este año, culminen las negociaciones de la ronda de Doha de la Organización Mundial del Comercio, una propuesta que Brasil insistió en que estuviera presente en el texto final. También se incluyó una referencia de pasada al cambio climático, a la seguridad alimenticia y a que la actual crisis no debe ser excusa para olvidarse de los países subdesarrollados.

Anexo al comunicado, el G-20 redactó una lista de los puntos a tratar hasta el 31 de marzo, recordando que, si bien es responsabilidad de cada país adoptar las medidas necesarias, la cooperación debe primar cuando sea necesario. Este principio es el que rige la parte del comunicado dedicada a medidas inmediatas para salvar la recesión, que incluye aplicar iniciativas fiscales y monetarias para estimular la economía y reforzar el papel del FMI para ayudar a países con problemas de liquidez.