Sus Majestades de Oriente no pudieron estrenar como esperaban el nuevo recorrido. La lluvia intermitente, e intensa por momentos, obligó a aligerar el paso y, aunque la comitiva completó el itinerario, se realizó a mayor velocidad de lo habitual y los Magos debieron recurrir al chubasquero. Apostados en las aceras, miles de paraguas contenían las ansias de los más pequeños por ver a los artífices de que esta haya sido la noche más mágica del año.

La cabalgata cacereña contaba este año con más carrozas, once; que además eran más grandes (hasta nueve metros de largo por tres de altura) y a base de leds. La modificación del recorrido (las obras que se ejecutan en la plaza Mayor impedían que, como cada año, el desfile de los Reyes Magos desembocara en el ayuntamiento) eliminaba también puntos conflictivos como la intersección de San Antón, Clavellinas y San Pedro, por las que no podían pasar grandes volúmenes. El nuevo recorrido incluía avenidas como Primo de Rivera o Hernán Cortés.

"Será un desfile más espectacular" había advertido en la concejala de Dinamización, María José Casado. A juzgar por las caras de los más pequeños, lo fue. "Mamá, ¿has visto las carrozas?", decía un niño mientras recogía caramelos en la avenida de España. Un total de 3.500 kilos, se habían preparado este año.

Tom y Jerry, el barco pirata, Tintín, una fantasía de los faraones de Egipto y el bosque, precedían a la gran novedad de este año, la carroza de la Estrella de Oriente. Personajes fantásticos, pastores, protagonistas de cuentos, gigantes y cabezudos y un escupefuego caminaban junto a Sus Majestades, cuyas carrozas recreaban este año a sus camellos. Cerrando la comitiva, Melchor, Gaspar y Baltasar. "Sed buenos y a dormir pronto", recomendaba el primero.

Tras dos horas de recorrido, el desfile concluyó en la plaza de toros. Después los Reyes Magos se trasladaron al edificio Valhondo, donde fue la tradicional recepción.

Un operativo de policía local integrado por 17 personas se ocuparon de regular el tráfico. También participaron 34 voluntarios de ARA y DYA (17 de cada colectivo) y 3 ambulancias.

Antes de subir a sus carrozas, los Reyes Magos pasaron la mañana de ayer desplegando su faceta más solidaria. Visitaron a los ancianos de las Hermanitas de los Pobres y de la Residencia Asistida y entregaron juguetes en el edificio Valhondo a una treintena de niños seleccionados a través del Instituto Municipal de Asuntos Sociales, procedentes de familias con dificultades. Por la tarde también entregaron a los niños congregados en el Ateneo.