TENISCA - 0: Aitor, Alex, Zipi, Adonay, Norberto, Adán, Youssuf (min. 52, Goyo), Aaron (min. 68, Oscar), Dani López, Adrián y Yoni.

CACEREÑO - 1: Josete; Palero, Roberto, Antonio Jurado, Tito (min. 82, Lolo Guerrero); Rocha, Lolo, Chumi, Sergio (min. 66, Estévez), Valtierra (min. 52, Rubén Jurado) y Toni.

GOL: 0-1-Min. 89: Rubén Jurado.

ARBITRO: Miguel Guardiola (Balear). Arbitraje muy político (1). Tarjetas a los locales Adonay, Aarón y Adán (dos, expulsado en el 79).

INCIDENCIAS: Hubo antidisturbios. Una seguidora del Cacereño recibió una pedrada, sin consecuencias. 150 aficionados visitantes.

El Cacereño volvió a Segunda División B por la puerta grande, protagonizando una faena de aliño. Un partido tácticamente impecable, una fortaleza aérea admirable y una guinda para redondear en forma de gol de Rubén Jurado, durante casi toda la temporada un futbolista marginal, hicieron bueno el 2-0 de la ida en el estadio Príncipe Felipe.

El infierno del Virgen de las Nieves se apagó a base de solidaridad. Sin estridencias. Sin nervios. Con aplomo. El toque canario, unido a una dureza rayana en la violencia, no pudo con el academicismo táctico del grupo de Angel Alcázar, uno de los grandes del domingo, un tipo al que cabe atribuirle el mérito de la gesta en un tanto por ciento elevado. Sus resultados están ahí. Otra cuestión será su continuidad, pero el de Herrera del Duque ha triunfado.

El éxito necesitario llegó de la mano de la aplicación. Pero cuando el sistema marró, ahí estuvo un gran Josete para detener los balones que olían a gol.

El Cacerñeo nadó y guardó la ropa. Pero no puso el clásico autobús futbolístico, un argumento que hubiera supuesto, sin duda, un craso error que podía haberse pagado caro. El Tenisca apretó sin denuedo en la primera parte, pero el equipo de Alcázar fue fiel a los principios del rigor, que siguió a rajatabla de inicio a fin.

Tuvieron los locales opciones claras, como también el Cacereño, que puso irse incluso con ventaja en el marcador al descanso. Rocha y Toni la tuvieron, pero no atraparon la gloria de puro milagro.

EL MOMENTO CLAVE Josete sacó una mano tremenda al filo del descanso. El colegiado, indudablemente mediatizado en su comportamiento por el ambiente, especialmente en la señalización de las faltas, anuló sin embargo un tanto a los palmeros en un momento psicológico. El fuera de juego de Adrián, discutible y pitado a instancias del asistente, sirvió de bálsamo. Un tanto en ese momento hubiera sido harto peligroso, dadas las circunstancias.

En el segundo tiempo, las acometidas locales, con arreones continuos, no fueron suficientes para aplacar la disciplina stajanovista verde, que cada vez tocaba mejor a la contra. De todas formas, el cuarteto de defensores, con las tres torres (Antonio Jurado, Roberto Rodríguez y Tito) y en el lateral derecho de un inconmensurable Palero arregló cualquier contingencia. En el centro del campo, la dupla Chumi-Lolo mandaba (impresionante el almendralejense) y Rocha y Sergio, éste hasta que se fue, ejercían de puñales por banda.

Los cambios dieron pase a un mejor control aún de los extremeños. Salió Rubén Jurado por el lesionado Alberto Valtierra; salió Lolo Guerrero y también acudió a su cita Estévez.

El sevillano, presente como rival en el último descenso del Cacereño (él militaba en el Betis B de Joaquín) tenía que hacerlo, aunque en ese encuentro no pudo jugar. Desbordó por banda y la puso para Rubén Jurado, que machacó la eliminatoria y certificó el ascenso a Segunda B.

A partir de ahí (min. 89), todo sobró en cuanto a espectáculo futbolístico. Pero en absoluto de otro tipo de espectáculo: el de la fiesta del Cacereño, en la grada, en Cánovas, en las casas. El proyecto Doblas-Buzo no ha podido empezar mejor: tres ascensos (a Segunda B, a División de Honor de Juveniles y el B a Preferente) es un triplete, al fin y al cabo.