En 72 horas, Cáceres ha vuelto a cambiar, como cada mes de mayo. El tañido de las campanas, el olor a incienso y a claveles y las tejas con mantilla han sido sustituidas por el retumbar de las barbukas, los piojinos de colores y el olor a maría .

El Womad 2003 ha comenzado con fuerza. La primera tarde ya estaba la plaza Mayor repleta de puestos y el primer concierto en San Jorge, con la actuación del grupo extremeño Gaida, registraba un lleno total.

El Womad del botellón ilegalizado empieza con movimientos clandestinos: grupos de jóvenes escondían sus bolsas de bebidas tras los contenedores hasta que se percataban de que la policía se mostraba permisiva. Los octogenarios Fakires, grupo cubano que actúa hoy, abrían ojos sorpredidos contemplando el ambiente desde una terraza elevada de la plaza Mayor.

Entre los puestos de la plaza ya se pueden distinguir las novedades con más gancho: un inefable adivino, que lee las manos por 7 euros y hace un estudio total de la vida por 10, y las peluquerías callejeras donde jovencitas peruanas llenan de rastas las cabelleras adolescentes.

COMIENZO EN PLAN ´TRANQUI´

Los talleres-concierto comenzaron en plan tranqui . Como es tradición, una clase de danza y percusión africanas entonó a los womadictos : esos cacereños con mono de Womad que a las cuatro de la tarde del miércoles ya están cogiendo sitio en la plaza de San Jorge. A medida que avanzaba la tarde, las escaleras del Arco de la Estrella se colmaban de percusionistas con perro y por la calle Pintores desembocaba una multitud incesante.

Los extremeños Gaida evocaban, al atardecer, el Mediterráneo en la voz fascinante de Ana Jiménez. El viento hacía tremolar las banderolas encarnadas, pero también colaboraba para que el sonido fuera infernal y estropeara un concierto que exigía algo más de mimo a los técnicos.

Acababa el primer día de Womad y ya era imposible entrar en la plaza por Pintores. La parte antigua hervía de timbales y malabares y olía intensamente a fiesta, a música, a risa y a maría .