Cada quince días, trescientos quesos de cabra elaborados por Quesos del Casar van a parar a la población australiana de Coburg. Los productos de esta empresa llegan también a Portugal, Suecia, Francia, Estados Unidos o Japón, entre otros destinos. En todos ellos vende sobre todo torta de oveja y queso curado de cabra. «Cada año vamos subiendo, la cosa es crecer», afirma Ricardo Vivas, director comercial de Quesos del Casar, en relación al volumen de exportaciones. En lo que va de ejercicio han tenido un alza interanual del 9%. De esa forma, si en el 2016 los envíos al exterior supusieron un 3% de la facturación total de esta quesera, el 2017 terminará en torno al 5%. «El objetivo es ir aumentando dos puntos anualmente», confirma.

Vivas reconoce que «nuestra prioridad ahora no es el comercio exterior, es el mercado nacional», si bien, agrega, «es importante estar ahí, porque te da posicionamiento y prestigio. Además, es el punto de partida para cuando decidas ir a por todas».

En torno a un 60% de sus expediciones las realiza de forma directa. El resto se hace a través de grupajistas, «oficinas de exportación que trabajan productos gourmet. Ellos consiguen el pedido y facilitan la labor del importador», precisa. La ventaja de trabajar con ellos es que «te quitas el problema del transporte y que tu responsabilidad acaba cuando el transportista principal se hace cargo de la mercancía». El inconveniente, «puntualiza, es que no controlamos al cliente y no logramos su fidelidad».