El 18 de enero del 2011. Esa es la fecha en la que los socios que pretendían constituir Banco Base --Caja Extremadura, CajAstur, Caja Cantabria y Caja Mediterráneo (CAM)-- conocieron por un acta de inspección del Banco de España que la situación de la CAM era peor de lo esperado y que, a los 1.493 millones de euros en participaciones del nuevo banco que suscribió el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) al principio de la fusión fría , y a los 1.447 millones que esperaban también del FROB a partir de la constitución de Banco Base, debería añadirse una cantidad, en esa fecha todavía indeterminada pero importante, para que el proyecto tuviera viabilidad.

La causa de ese descuadre entre las expectativas y la realidad se ha dicho repetidamente: los malos datos de la CAM, que en un año disparó el índice de morosidad por encima del 9% --el de Caja Extremadura es del 4,69%, más de un punto por debajo del que tiene el conjunto de cajas.

El decreto de febrero por el que se establecían los niveles mínimos de solvencia para el conjunto del sector obligaba a que la entidad resultante de la unión de las cuatro entidades en Banco Base alcanzase el 10% de capital principal. En ese momento se supo que las necesidades financieras para echar a andar Banco Base sumaban otros 1.337 millones: en total, 4.277 millones.

SALVAR EL PROYECTO A partir del 18 de enero y hasta el lunes pasado, día en que cumplía el plazo establecido en el mismo decreto para que las entidades presentaran sus planes de recapitalización, los socios, instados por el Banco de España, trataron de salvar Banco Base. Según fuentes conocedoras de estas negociaciones, se estudiaron diversas fórmulas para continuar los cuatro juntos, desde un intercambio de acciones a la creación de una especie de banco bueno y otro banco malo para que la situación difícil de la CAM contaminara lo menos posible a las otras tres cajas.

"Desde el principio, cada caja era consciente de que Caja Mediterráneo estaba en una situación comprometida. Lo reconocía la propia CAM, que aceptó tener una participación de solo el 40% en el consejo de administración del banco a pesar de que aportaba más activos al mismo que las otras tres juntas, pero de saber las dificultades que había en junio del 2010 a las que se han sabido en las últimas semanas va un trecho que supone ir de la viabilidad del proyecto a la inviabilidad", señalan las citadas fuentes. Y añaden: "Además, la CAM no aceptó ninguna de las fórmulas alternativas para salvar el acuerdo que en estas semanas hemos presentado las demás".

En estos más de dos meses en los que se han buscado soluciones que salvaran el proyecto se ha trabajado "sin documentos oficiales" por parte de CAM. La desconfianza --que ha sobrevolado este proyecto desde el primer día-- iba en aumento y se disparó cuando comprobaron que "la segregación de activos y pasivos que presentó, y que era un requisito imprescindible para la constitución del Banco Base, no era regular, pues incluyó las cuotas participativas --instrumento financiero similar a las acciones pero que no otorga derechos políticos--. Eso suponía ya un incumplimiento del contrato".

En consecuencia, los malos --y sobre todo, inesperadamente malos-- resultados de la caja alicantina unidos a las maniobras que incumplían el acuerdo llevaron a los tres socios, por un lado, a presentar el plan de recapitalización el lunes 28, aunque solo porque estaban obligados por ley y, después, a convocar a las asambleas para que decidieran si continuaban o rompían el proyecto.

"Era una decisión que no podían adoptar los consejos de administración. Correspondía a las asambleas, que habían sido el órgano que mandató a los consejos a firmar el contrato de integración", apuntan. El resultado ya es sabido: solo la CAM quiere continuar en Banco Base. Las asambleas de las otras tres fueron rotundas: 518 votos en contra, 2 a favor (en la de Caja Extremadura) y 5 abstenciones.