Las primeras impresiones que transmiten los cardenales que están llegando a Roma para los funerales de Juan Pablo II y para elegir a un nuevo papa son que el sucesor deberá representar un salto hacia delante. Con ello se refieren a una especial atención por el Tercer Mundo y a las cuentas que el catolicismo no ha pasado con el mundo moderno. Entre este grupo prevalece la tesis de que carece de importancia si debe ser italiano o no. También empiezan a aparecer las primeras opiniones sobre la opción por un papa tradicional, aunque los electores de la Curia guardan silencio total. El cónclave promete ser un desafío interesante entre las tendencias católicas.

Hasta ayer, el cardenal que parecía tener el planteamiento más claro era el de Chicago (EEUU), Eugene Francis George. A su llegada a Roma dijo: "Nos reuniremos con los otros cardenales para entender cuáles son los desafíos puestos a la Iglesia y solamente después reflexionaremos sobre el individuo mejor adecuado para guiarla. Ahora tenemos que reflexionar sobre la realidad actual".

El mismo parecer, desde una óptica opuesta, lo mostró el cardenal australiano George Pell: "Estoy bastante seguro de que habrá un debate sobre cuál puede ser la mejor manera de presentar el mensaje de Cristo, pero no creo que quien conozca bien la Iglesia pueda pensar que sea posible un cambio radical".

CARRERA EN LOS DESPACHOS "Preferiría como papa un obispo que haya vivido la realidad concreta", declaró el único cardenal suizo, Henri Schwery. "Tengo algunos problemas para sintonizarme en la longitud de onda de algunos miembros de la Curia, que han hecho carrera en los despachos romanos y quizá estén faltos de aquella experiencia pastoral y de vida religiosa de la comunidad", añadió.

La mirada puesta en el futuro es el argumento que más tiene que pesar, según el norteamericano James Stafford: "Hemos sido llamados a construir sobre aquel pasado legado de Juan Pablo II un proceso que apunte hacia el futuro, un futuro que ahora nos es desconocido, pero que debe ahondar sus raíces en las magníficas enseñanzas que el Papa nos ha dejado".

"Pienso que puede producirse una gran apertura hacia el Tercer Mundo y América latina", dijo el chileno Francisco Javier Errazuriz. La posibilidad de que la elección sea un latinoamericano la comparte también el dominicano Nicolás de Jesús López Rodríguez, según el cual el origen del próximo papa "merece ser discutido, por lo menos".

SERVIR A LOS MARGINADOS El más carismático de los papables del Tercer Mundo, el brasileño Claudio Hummes, afirmó desde su país que el futuro papa "debe seguir siendo una presencia sabia y santa, pero debería ser también una persona en condiciones de representar el mundo y tener una influencia tanto sobre los creyentes como sobre quienes creen en cosas diferentes, sobre todo debería ser una persona al servicio de los más pobres".

Según el alemán Georg Sterzinsky, "sería un error copiar a Juan Pablo II" y en su opinión el candidato a papa deberá tener "una fuerte personalidad y una gran visión de futuro, además de un perfil propio, convicciones y manera de actuar". Respecto a las reformas a introducir en la Iglesia católica, el cardenal berlinés añadió: "El problema no es hacerlas, sino de qué manera y con qué plazos".