A Carlos G. Basas se la tenían jurada. Su imagen dando una patada a radicales de extrema derecha, con la cabeza tapada, en la manifestación del pasado día 15 en Cáceres le puso en el punto de mira. "Andaban buscándole y sabía que estaba amenazado", reconocía ayer a este diario una amiga del joven apuñalado ayer en la plaza Mayor. Aún conmocionada por la noticia, la chica, que prefirió mantener el anonimato, recordaba cómo el jueves por la noche había visto al ultraizquierdista horas antes de la agresión. "Le cazaron en las Cuatro Esquinas. Ya habían preguntado por él en un bar al que va a la plaza de Santiago", explicó.

Herido en el hemitórax derecho, explicó cómo el joven de 21 años había logrado llegar al bar Luna, ahora cerca de la plaza del Duque, tras haberse trasladado de calle Andrada. "Le enseñó la herida a la camarera", añadió. Luego llegó la trifulca, la policía y el ruido de las ambulancias. Ayer aún no se lo podía creer.

Todo ocurrió en una noche tranquila. Al menos así pintaba el jueves en la plaza Mayor. "Hacía frío y no salió mucha gente", afirmaba ayer un hostelero de un establecimiento muy próximo al lugar donde ocurrió el apuñalamiento. "La policía iba muy seria", recordaba. Otros testigos explicaban cómo el enfrentamiento llegó hasta la calle General Ezponda y convirtió la bandeja central de la plaza en el escenario de la trifulca.

Mientras tanto, camino del hospital, Carlos y Francisco Javier se preguntaban qué hacían dentro de una ambulancia si la noche está para divertirse. Ayer los padres de ambos ya empezaban a sufrir en un hospital y en la sala de espera de una comisaría.