Es pronto para conocer si el hijo que los príncipes de Asturias esperan para el mes de noviembre será hembra o varón. Pero aún no se ha anulado en la Constitución española la supremacía del hombre sobre la mujer en la sucesión a la Corona.

A

La sociedad española debate estos días cuestiones como el matrimonio homosexual, pero tiene aún pendiente asignaturas en su Constitución sobre la igualdad entre hombres y mujeres, ya que discrimina a éstas cuando se abordan los derechos sucesorios. La Carta Magna de 1978 impide que reine una mujer si la heredera tiene un hermano menor varón, que es lo que ocurre con la princesa Elena. Por ello, entre los cambios propuestos por el Ejecutivo socialista, se incluye el referido a la sucesión en la Corona. La reforma podría estar vigente para el segundo trimestre del 2008.

B

El cambio en la Carta Magna pudo haberse hecho al término de la legislatura pasada. Una vez que Felipe y Letizia anunciaron su compromiso, en charlas amistosas con miembros de instituciones del Estado, Juan Carlos insistió en no demorar el cambio del mecanismo sucesorio. Sugería el Rey que la modificación no debería ser retroactiva, para dejar a salvo los derechos de Felipe de Borbón. Aspecto básico que se introducirá en el texto que estudia el Consejo de Estado. En Noruega se cambió la Constitución en este mismo sentido pero se estableció que la precedencia del varón sobre la mujer se mantenía para los nacidos antes de 1990. En la apertura oficial de la octava legislatura, el Rey dijo que las adaptaciones constitucionales deberían hacerse "con el mismo espíritu de consenso que permitió alumbrar la Constitución".

C

La modificación en la sucesión a la Corona para establecer la igualdad de sexos requiere la modificación del artículo 57 de la Carta Magna. Ese artículo forma parte del Título Segundo de la Constitución que, en aplicación de criterios garantistas, exige una mayoría de dos tercios para aprobar la enmienda propuesta, tanto en el Congreso como en el Senado. Obliga a disolver inmediatamente ambas cámaras y convocar elecciones generales. De ahí que la reforma se acometa al final de la legislatura.

Una vez elegidos los nuevos diputados y senadores, éstos, también por mayoría de dos tercios, deberán ratificar el texto. Ya ratificada por las Cortes, hay que realizar un referendo. Zapatero, desde la oposición, habló de su deseo de empezar el proceso, pero Aznar lo rechazó.