La Central Nuclear de Almaraz sufrió el año pasado seis averías, el doble de lo que los responsables de la planta consideran como normal, y los sistemas de seguridad saltaron en hasta cinco ocasiones más, es decir, que sufrió once fallos de seguridad. A éstos habría que sumar la avería de un generador diesel, que hizo que uno de los reactores funcionase casi un mes con seis pequeños generadores de emergencia, pese a que algunos técnicos del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) rechazaban esta medida.

Estos datos se encuentran recogidos en el último informe anual del CSN al que ha tenido acceso este periódico.

Las seis averías registradas el año pasado y que desembocaron en paradas no programadas son, como se señalaba líneas arriba, una cifra considerada superior a lo normal. Tanto es así que el director de la central cacereña, José María Bernaldo de Quirós, --con el que este diario intentó sin éxito contactar ayer porque no trabajaba por la tarde--, declaraba el 11 de septiembre del 2002 que "lo habitual" es que cada reactor sufra uno o dos fallos por año. Esto supone que en el 2003 la Unidad I se mantuvo dentro de la media, con un único problema, mientras que la Unidad II disparó todos los registros con cinco averías.

A pesar de estas incidencias, hay que tener en cuenta que, según el CSN, todas se incluyen en el nivel 0 de la Escala Internacional de Sucesos Nucleares, o, lo que es lo mismo, se produjeron "sin significación para la seguridad".

LAS CAUSAS Por lo que se refiere a las causas que motivaron estas once alertas de seguridad, el mal estado de las instalaciones (3 sucesos) y los problemas de la red eléctrica del entorno (3) fueron las más habituales, aunque también se contabilizaron dos fallos en el sistema debido a errores humanos y uno más por un rayo.

El informe anual señala también que a lo largo del año pasado el CSN y la Dirección General de Política Energética y Minas del Ministerio de Economía dieron el visto bueno a Almaraz para que acometiese 14 cambios, casi todos de carácter temporal, en las especificaciones técnicas de seguridad.

Otro punto llamativo es la concesión de un permiso para gestionar de forma convencional el "carbón activo con muy bajo contenido de actividad", lo que supone que este carbón ya no tiene que ser tratado como un residuo radioactivo.

Carlos Bravo, responsable de Energía Nuclear de Greenpeace, explica que los once sucesos notificables de Almaraz --"once fallos en la central"-- son "una demostración del agotamiento de la vida útil de la central" pese a que tiene permiso para operar, al menos, hasta el 2010. Además, detecta "un deterioro de la cultura de la seguridad y un aumento de las situaciones de riesgo" que se han visto acompañadas de "la mayor permisividad del CSN".

A su juicio, el elevado número de cambios en las especificaciones técnicas, el hecho de que se pueda echar en los vertederos carbón radioactivo y, sobre todo, que se permitiese funcionar a la central con seis pequeños generadores diesel avalan el aumento del riesgo. En el caso de los generadores, se da la circunstancia de que el CSN utilizó como argumento la buena calidad de la red eléctrica, algo que su propio informe deja en entredicho.