Xi Jinping compareció ayer en Wuhan, la capital provincial de Hubei, como el César por las Galias. La visita por sorpresa del presidente al epicentro de la epidemia anticipa la inminente declaración de victoria en la guerra popular que dos meses atrás le declaró al coronavirus y empuja al gradual regreso a la normalidad de una región clave en la economía nacional.

El presidente chino, con la preceptiva mascarilla, pasó revista a las tropas que han peleado en vanguardia: médicos y enfermeras, militares, comités vecinales y voluntarios. También de dirigió a través de videoconferencias a los últimos pacientes y agradeció el esfuerzo comunitario con un épico discurso.

La intención de la visita, anunció la agencia de noticias china Xinhua, era «supervisar las medidas de prevención». Su visita estuvo acompañada del eco propagandístico al uso y loas a la resiliencia de los ciudadanos. «La victoria de Wuhan es una victoria para Hubei, la victoria de Hubei es una victoria para China», seguía Xinhua. «La batalla continúa, pero la victoria está cerca», concluía.

Xi Jinping tomó el mando de la lucha contra la epidemia después de que las autoridades sanitarias y políticas de Hubei certificaran su apego a la vieja tradición de barrer los problemas bajo la alfombra. Xi aclaró que China se enfrentaba a la mayor crisis sanitaria desde la fundación de la República, concitó a la ciudadanía a una «guerra popular», amenazó con castigos a los tibios y convocó al Comité Permanente del Politburó cada semana. El diario Global Times, conspicuo trovador de su liderazgo, aclaró ayer por la mañana que «ha emitido diariamente instrucciones orales y escritas».

EFICAZ CUARENTENA / En China asoma la luz. Ayer se informó de apenas 19 nuevos casos cuando semanas atrás rozaban los dos millares. Dos son viajeros llegados desde España y el Reino Unido. Ayer se desmantelaba el último de los 12 hospitales levantados cuando el sistema sanitario era incapaz de atender el aluvión de infectados. Los pacientes infectados se han reducido a un tercio en dos semanas, de los 58.000 a los 19.000, y una veintena de provincias han levantado en los últimos días el máximo nivel de alerta.

El éxito responde a la eficaz y desquiciante cuarentena que siguen padeciendo casi 60 millones de habitantes en Hubei. Las autoridades relajarán en breve las condiciones vigentes desde el cerrojazo del 24 de enero y ya se han dado órdenes para que la provincia empiece a desperezarse.

Los aeropuertos reabrirán la semana próxima y desde ayer funciona el llamado Código de Salud, utilizado en el resto del país, que decide la libertad de movimientos de cada ciudadano en función del color asignado (verde, amarillo o rojo).