Los olivares, tanto para la producción de aceite de oliva como de aceituna de mesa, suponen un auténtico chorro de riqueza para buena parte de los pueblos extremeños. Se trata del cultivo con mayor superficie --entre 255.000 y 267.000 hectáreas, según las fuentes estadísticas consultadas-- en la comunidad autónoma y de una actividad económica con una trascendencia notable, especialmente en las zonas rurales.

El olivo es un árbol de cosecha muy oscilante de año en año, un fenómeno que se conoce como becería. La producción de aceite de oliva oscila entre 40.000 y 50.000 toneladas por campaña, mientras que la aceituna que se destina a consumo directo suman unas 100.000 toneladas anuales. El valor de mercado de la producción conjunta del sector, según datos de la Consejería de Agricultura y Medio Ambiente, fue de 101 millones de euros (16.805 millones de pesetas) en el año 2002.

Los 36,6 millones de olivos plantados en Extremadura se distribuyen prácticamente por todo el territorio regional, si bien es en las comarcas de Tierra de Barros, Monterrubio y Gata-Hurdes donde la densidad de unidades es mayor. Sólo Andalucía, con 185,6 millones de olivos, supera a Extremadura en número. Las comunidades de la zona centro aglutinan otros 36 millones de árboles. En Extremadura existen unas 75.000 explotaciones de olivar, si bien la mitad de ellas no supera las cinco hectáreas de superficie.

Mucha venta a granel

Pese al avance de los últimos años en el terreno industrial, el talón de Aquiles del sector olivarero en Extremadura sigue siendo la reducida proporción --en torno al 50%-- del aceite extremeño que se envasa con marca en las almazaras de la región. Las marcas extremeñas, pese a ser de extraordinaria calidad, son aún poco conocidas en un mercado en el que se tienen que ver las caras con gigantes como Carbonell o Koipe.

A los 101 millones de euros de valor de mercado de la producción del sector hay que sumar los ingresos en concepto de ayudas comunitarias, que en el 2002 en Extremadura ascendieron a 75,4 millones de euros (12.545 millones de pesetas). Esta cantidad representa el 13% de las ayudas totales que recibió el campo extremeño en ese año.

Riego por goteo

El incremento de la cosecha campaña tras campaña ha sido continuado, debido a la entrada en producción de nuevos olivares y a la extensión del riego por goteo en el sector, elemento que no sólo eleva sino estabiliza las producciones. Ha sido creciente también en las últimas campañas el número de hectáreas de olivar inscritas en los registros de agricultura ecológica, que incentiva con ayudas suplementarias la ausencia de abonos y otros químicos durante la maduración del fruto.

Este avance del olivar ecológico no ha tenido un reflejo proporcional en la producción de aceites ecológicos, puesto que en las almazaras se mezclaba las aceitunas provenientes de todas las explotaciones.