Cientos de personas acudieron ayer por la mañana en Navalmoral de la Mata al funeral oficiado en memoria de los cuatro jóvenes fallecidos en un accidente de tráfico ocurrido la madrugada del domingo en las cercanías de la vecina localidad de Belvís de Monroy. A las once y media de la mañana llegaban a la parroquia de Nuestra Señora de las Angustias los cuatro coches fúnebres que transportaban los cadáveres de J. R., A. M. e I.M., todos ellos de 19 años, y de P. L., de 18, según informó Efe.

Allí, unas cuatrocientas personas, según la policía local, aguardaban, fuera del templo, la llegada del cortejo fúnebre, mientras que la iglesia se encontraba completamente abarrotada desde minutos antes del comienzo del funeral, que ha sido oficiado por el obispo de Plasencia, Amadeo Rodríguez Magro.

Tras llegar al templo, los féretros han sido introducidos en la iglesia en medio de un impresionante silencio.

Entre los presentes se hallaban el presidente de la Diputación Provincial de Cáceres, Juan Andrés Tovar, así como diversos alcaldes de la zona, ya que se da la circunstancia de que uno de los fallecidos, I.M, era hijo del alcalde de Belvís, Salustiano Martín. Debido a la juventud de los fallecidos, en el funeral se hizo notar la presencia de un gran número de jóvenes.

LUTO OFICIAL Los cadáveres de los cuatro jóvenes fueron velados por familiares y amigos en el tanatorio moralo antes del funeral y después de haberse efectuado la autopsia de los mismos en el cementerio municipal.

Una vez acabado el oficio religioso los cuerpos de los fallecidos han sido enterrados en tres ceremonias diferentes que han tenido lugar en las poblaciones de Navalmoral, Belvís y Almaraz.

Los ayuntamientos de Belvís de Monroy y Almaraz han decretado cada uno dos días de luto.

Sin embargo, el de Navalmoral de la Mata no ha tomado ninguna decisión al respecto, según dijo el alcalde en funciones de la localidad, Santos Alemán.

El siniestro tuvo lugar poco después de las cuatro de la madrugada del domingo cuando un Chrysler Neon colisionó contra una pequeña muralla decorativa, en la que Belvís da la bienvenida a los visitantes.