La inflación alcanzó en Alemania el 2,2%, según la Oficina Federal de Estadísticas. Es la tasa más alta desde 1994. El 2006, los precios subieron el 1,7%. Sin embargo, el incremento tiende a desacelerarse, ya que en la comparación interanual, la inflación se situó en diciembre en el 2,8%, después de alcanzar un pico del 3,1% en noviembre. La percepción de los ciudadanos es que esta cifra está por debajo de la inflación real, sobre todo debido a las fuertes subidas de los precios de la energía y de los alimentos, que impulsaron la inflación anual a un 3,1%, entre noviembre del 2007 y el del 2006, superando la tasa del 3% por primera vez desde 1994.

Este dato preocupa menos en la vida de los alemanes que en la del resto de europeos, y mucho menos que en España. Aunque, al ser la principal economía de Europa, su inflación tiene gran influencia. La causa del menor interés por esta cifra en Alemania se debe a que en este país no hay una vinculación entre salarios y pensiones con respecto al IPC. Los aumentos de salarios se fijan por sectores y según la competitividad y la negociación salarial.