Las tareas de fumigación provocaron ayer el accidente más grave de la aviación civil extremeña en los últimos ocho años y el primero en el que se ven implicadas dos avionetas en ese tiempo. La lista negra de la aviación civil desde 1999 deja un balance de dos muertos, cuatro heridos graves y otros dos de caracter leve en los seis accidentes con avionetas que se han producido en la región desde entonces. De ellos, los cinco siniestros más graves se localizaron en las inmediaciones de las Vegas Altas, en todos ellos se vieron implicadas aeronaves que realizaban tareas agrícolas.

El precedente más cercano en la aviación civil es el accidente que se produjo en Talayuela en el 2005, aunque ninguno de los ocupantes de esta avioneta resultó herido de gravedad. Mucho más grave fue el siniestro del año 1999, en el que un hombre perdió la vida tras impactar contra un depósito de agua en una jornada de fuerte viento. En otro accidente ocurrido en el 2002, el piloto y único ocupante de la aeronave sufrió importantes quemaduras tras el impactar contra el suelo.

Sin embargo el año con más siniestros fue el 2003, en el que, en un intervalo de 20 días, dos avionetas se estrellaron en la región. En el primero de ellos, un piloto de una avioneta que realizaba tareas de fumigación en una zona de cultivos próxima a Villar de Rena resultó herido tras caer en picado y estrellarse contra el suelo, al parecer, por un fallo mecánico. Pocos días después otra persona resultaba herida cerca de Valdivia tras impactar con su avioneta en otra zona de cultivo junto al Castillo de la Encomienda.

La lista negra de Talavera

El mayor número de víctimas a los mandos de una aeronave en la región se encuentran, sin embargo en la aviación militar, concretamente entre los pilotos de los aviones caza F-5 que operan desde la Base Aérea de Talavera la Real. Echando la vista atrás solo tres años, el balance es de cuatro pilotos fallecidos y otro herido en tres accidentes entre el 2003 y el 2006. Desde 1989 diez pilotos han muerto en la región en los ocho accidentes en los que han visto implicados aeronaves adscritos a la base pacense.

Precisamente el último siniestro de un F-5 en la región fue uno de los más graves que recuerda la familia del aire de la base pacense. En enero del 2006, dos militares perdían la vida tras estrellarse el F-5 con el que hacían prácticas en una finca próxima a Burguillos del Cerro, en un lugar abrupto y en una jornada de intensa niebla.

Tres años antes, otros dos pilotos habían perdido la vida en otros dos siniestros. El primero tuvo lugar el 22 de enero cuando se estrelló el avión en el que el teniente instructor David Martínez realizaba un vuelo de prácticas con su alumno alférez. El teniente falleció tras romperse en cuello al autoeyectarse del avión antes de que este se estrellara. El alumno solo resultó herido.

Tres meses después, otro F-5 se estrelló entre la terminal civil de la base y la pedanía de Talavera la Real. En esta ocasión, el único ocupante de la aeronave, el capitán Rivera Hernández fallecía durante un vuelo de entretenimiento en el que ensayaba uno de los ejercicios con los que participaría en el vuelo de exhibición con el que se conmemoraba los 50 años de la base aérea.