¿Estaría usted dispuesto a trabajar al menos dos años más antes de jubilarse para garantizarse su pensión? Es más, ¿qué le parecería que pusieran trabas a la jubilación anticipada? Son dos preguntas que hace poco menos de un mes movieron los cimientos del Estado después de que el gobernador del Banco de España, Miguel Angel Fernández Ordóñez, asegurara que para que el sistema de pensiones sea sostenible a largo plazo, es preciso introducir reformas y, en primer lugar, "perseguir finanzas públicas saneadas". Y pone como ejemplo lo que hacen los gobiernos de otros países: alargar el número de años que un trabajador debe cotizar para obtener derecho a pensión, penalizar la jubilación anticipada o alargar la edad de jubilación. En España la edad media real de jubilación se sitúa en 63 años y 10 meses y el Pacto de Toledo fija como objetivo llegar a una edad media de jubilación de 65 años. Alemania, señala, ha alargado la edad de retiro de 65 a 67 años, lo que supone "una fuerte reducción del gasto en pensiones". Una semana después matizó sus declaraciones al asegurar que un déficit en la Seguridad Social no hace peligrar las pensiones y "no pasa nada" porque haya saldos negativos "transitorios" en el sistema. Basta recordar que la Seguridad Social cerró el 2008 con un superávit de 14.428 millones de euros. Sin embargo, el debate ya estaba en la calle y las reacciones no se hicieron esperar.

El primero en hacerlo ha sido el ministro de Trabajo, el extremeño Celestino Corbacho, que acusó a Fernández Ordóñez de "jugar con la tranquilidad de millones de personas" con sus previsiones sobre el futuro del sistema de pensiones, afirma que "con los datos de la Seguridad Social de ninguna manera se llegaría al déficit", y reitera que "no se puede dar inseguridad sobre un tema que es seguro", con 57.000 millones de euros en el fondo de reserva de la Seguridad Social.

Además, sobre la posibilidad abierta por el gobernador del Banco de España de ampliar la edad de jubilación, Corbacho cree que "hay cosas que no deben formar parte del debate en el corto plazo".

En este sentido, el secretario de Estado para la Seguridad Social, Octavio Granado, aclara que con el "cóctel" de más jubilados y menos cotizantes, el sistema, de cara al futuro, es "insostenible" porque "no es de goma y no tiene una capacidad infinita". A su juicio, para que pueda ser sostenible, se tiene que conseguir aumentar la tasa de ocupación para ampliar la base de cotizantes. Entre las vías apuntadas para lograr este objetivo están la de los flujos migratorios y, por otra parte, fomentar una mayor presencia de la mujer al mercado laboral. Asimismo, defiende la necesidad de incorporar como cotizantes a los colectivos "más precoces", como becarios, y lograr que la edad de jubilación "no se desplace hacia abajo", informa Europa Press.

A Fernández Ordóñez también le han llovido críticas desde los sindicatos, que le acusan de "fanatismo ideológico" y de ser "apóstol de la catástrofe perfecta", según el secretario general de UGT, Cándido Méndez, quien invitó al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, "a decirle algo" porque fue quien le nombró.

Su colega de CCOO, Ignacio Fernández Toxo, advierte a Zapatero que "con amigos como éstos, quién quiere enemigos. El sabrá lo que quiere, si quiere tener un foco de alarma social permanente".

Quien sí ha mostrado su acuerdo con el gobernador del Banco de España ha sido el presidente del PP, Mariano Rajoy, quien cree positivo aumentar la edad de jubilación. Lo mismo piensa el presidente de la patronal CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, que defiende retrasar la edad de jubilación para asegurar el futuro del sistema de las pensiones. "Este año voy a cumplir 67 años y sigo trabajando", señala.