El Ministerio de Sanidad ha pactado con las comunidades autónomas una serie de recomendaciones sobre la alimentación en los centros educativos con el objetivo de reducir la obesidad y el sobrepeso en edad infantil y juvenil, que afecta a uno de cada cuatro niños españoles. En este objetivo tendrán un papel fundamental los comedores escolares. En ellos, además de fomentarse hábitos saludables, se elaborarán menús adaptados a las diferentes edades y se tendrá en cuenta la frecuencia de consumo de los diferentes grupos de alimentos.

Todas las recomendaciones están en un documento que pretende establecer por primera vez criterios comunes para todo el territorio español, en el que se abordan las características nutricionales de los menús por grupos de edad, su contenido energético, la frecuencia de consumo de cada grupo de alimentos y el tamaño de las raciones.

Todo ello viene reflejado en un documento, elaborado por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), aprobado ayer de forma consensuada en el Pleno del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, celebrado en Madrid.

Entre los principales aspectos que desarrolla se encuentran disposiciones legales en materia de seguridad alimentaria, la frecuencia de consumo apropiadas para los grupos de alimentos, consejos sobre la organización de los comedores, las garantías para la alimentación de los escolares con intolerancias y alergias alimentarias y los criterios nutricionales para garantizar una oferta saludable en las máquinas expendedoras, cantinas y quioscos de las escuelas y colegios.

El acuerdo refuerza el papel de los comedores escolares como servicios educativos complementarios a la enseñanza. Los menús, por su parte, deberán suministrar aportes alimentarios en cantidad y calidad suficientes para satisfacer las necesidades nutricionales de los escolares según su edad. De esta forma, se confeccionarán teniendo en cuenta la frecuencia de consumo según los grupos de alimentos.

Así, como primeros platos, se servirán una vez a la semana arroz y pasta, y con una frecuencia de una a dos veces legumbres y hortalizas y verduras (incluye las patatas). En los segundos platos, los huevos se incluirán en los menús una o dos veces, y las carnes y pescados entre una y tres ocasiones.

Entre las guarniciones, la recomendación principal recae sobre las ensaladas, con tres y cuatro por semana, mientras que el resto (patatas, hortalizas o legumbres), se reservan para una o dos veces. Y en los postres se apuesta claramente por las frutas frescas y de temporada, dejando al resto (yogur, frutos secos, zumos, cuajada...) una vez como máximo.

Otras recomendaciones pasan por dedicar un tiempo mínimo de 30 minutos a las comidas y que el agua sea la única bebida durante las ingestas. Los alumnos con alergias e intolerancias a determinados alimentos tendrán menús especiales adaptados, aunque si las condiciones organizativas o las instalaciones no lo permitieran, se facilitarán los medios adecuados para que el escolar pueda ingerir la comida proporcionada por su propia familia. Además, el personal de los comedores se formará específicamente en la materia para detectar posibles problemas de salud relacionados con la nutrición.

El documento también aborda la oferta alimentaria existente en las máquinas expendedoras y en las cafeterías situados en el interior de los centros educativos, cuyo contenido deberá ser coherente con las recomendaciones nutricionales para la población en edad escolar.