Es la psicóloga de la oficina de Igualdad de Mérida. Su trabajo no está directamente relacionado con los niños, pero sí con cómo los roles de género afectan al comportamiento y son, en muchas ocasiones, la base de la desigualdad. Asunción Leal Vicente analiza los mensajes que estos días a través de la publicidad se envían a los menores. Y cuáles son sus consecuencias.

-Jugar se considera otra manera de educar, ¿no?

-Cuando se habla de la desigualdad se incide mucho, y cada vez más, en el tema educativo. Y el juego es uno de los elementos socializadores más potentes que tiene el ser humano. No se trata de una educación transmisora de conocimientos, sino transmisora de vivencias. El juego es un vehículo de aprendizaje rotundo donde se asientan muchas bases emocionales, eso no se nos tiene que olvidar. Esas bases después las trabajamos a lo largo de la vida y posteriormente pueden cambiar, pero en los niños se asientan unas bases emocionales sólidas y son las que abren el abanico de posibilidades en la vida de la persona.

-¿Quiere decir que si solo fomentamos una parte, con juguetes solo de niña o de niño, perdemos la otra parte?

-El juguete en sí no es más que un instrumento, pero determina muchas veces el juego, el cual pone en marcha procesos cognitivos, afectivos, sociales y motrices. Y un solo juego no aporta todos esos procesos. ¿Cuál es la consecuencia? Que el potencial que tenemos solo se desarrolla por una parte, que va creciendo mucho, mientras que la otra se va quedando en mínimos. Por eso no se recomienda acotar a la hora de elegir el tipo de juguete en función del género.

-Un ejemplo sería...

-Por ejemplo si a las niñas, por ser niñas, se les asocia que jueguen con muñecos a los que hay que darles de comer, cambiar el pañal... entonces lo que desarrollan mucho es la parte de los cuidados. Lo que implica que esa parte potenciada no responde a una cuestión biológica, sino aprendida.

-¿Los catálogos de juguetes siguen fomentando los roles de género en los menores?

-En la mayoría de los casos sí. Los seres humanos aprendemos por modelos mucho más de lo que pensamos. Yo veo un anuncio de un niño que elige un determinado juguete y yo aprendo de ese modelo.

-¿Entonces esa publicidad sigue fomentando la desigualdad?

-Sí porque es un elemento de segregación, de separación, que deseduca. Desde los propios fabricantes hasta los catálogos con colores determinados para las páginas de niñas y niños. Lo vemos por todas partes. No obstante, hemos avanzado, ya hay muchísimo trabajo hecho y no es difícil llevarlo a cabo.