El pasado 20 de junio 28 economistas y excargos públicos portugueses --entre ellos algunos exministros socialistas como Luís Campos e Cunha-- publicaron un manifiesto en el que pedían realizar una reevaluación de las grandes inversiones públicas, como la red de alta velocidad o el aeropuerto de Lisboa, porque consideran que "no son prioritarias" dadas las dificultades económicas por las que atraviesa el país.

Falta de rentabilidadfutura del AVE

Uno de sus argumentos es que el tren de alta velocidad tendrá una contribución "muy pequeña" a la mejora de la economía portuguesa. E incluso hablan de impactos negativos, dado que varios informes previos avisan de que la explotación de estas infraestructuras durante los diez primeros años de funcionamiento será insuficiente para rentabilizar económica y socialmente las inversiones.

No son urgentes porla crisis actual

"Es muy dudoso que puedan ser considerados como proyectos urgentes. Porque los fondos que absorberán pueden hacer falta para inversiones alternativas con efectos más positivos sobre la recuperación de la crisis actual", sostienen en el manifiesto. En su lugar este grupo de expertos pide al Gobierno de José Sócrates que destine esos fondos a fomentar la competitividad externa, el crecimiento y el empleo en los sectores más productivos. Para ello abogan por dedicar la inversión pública a la renovación del parque escolar y hospitalario, las infraestructuras tecnológicas, la recuperación del patrimonio cultural, el transporte convencional de mercancías o la rehabilitación urbana, obras que pueden favorecer además a pequeñas y medianas empresas del país.

Pueden originar mayordeuda pública

Bajo el punto de vista de estos expertos, serán los contribuyentes --a través del incremento de impuestos-- quienes tengan que pagar el esfuerzo financiero de la construcción de las tres líneas de AVE y el aeropuerto. Con el agravante --explican-- de que el Estado sigue endeudándose --la deuda pública supone el 67% de su PIB nacional (más de 40.000 millones de euros)--.