TAtyer un coche bomba mató a Eduardo Puelles Garcia, inspector dedicado a combatir el terrorismo y afiliado al Sindicato Profesional de la Policía (SPP). Es el primer asesinato cometido desde que Patxi López es lendakari. ETA asesinó ayer no a un ciudadano normal, sino a alguien elegido porque su profesión era combatirles.

La primera reacción es de cierto asombro. Estos asesinos, cada día mas cercados, todavía pueden liquidar el derecho humano fundamental: la vida. La segunda, de indignación y determinación. Hay que seguirles combatiendo hasta que dejen de matar.

Y pese a que aún pueden propinar crueles zarpazos, la actividad policial en España, la colaboración internacional y su pérdida de prestigio en el propio Euskadi indican que ETA está perdiendo. Pero derrotar al terrorismo exige ir mas allá de la legítima indignación. Está bien convocar manifestaciones de repulsa, pero lo decisivo es la determinación inteligente, lo que exige analizar la realidad como es.

El Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), nada sospechoso de abertzalismo, acaba de hacer una interesante encuesta poselectoral. Los vascos no aprueban ninguna política antiterrorista. El Gobierno de Ibarretxe sale bien parado, pero en su actitud ante el terrorismo tiene un saldo negativo de 14 puntos, que se dobla (hasta 30) cuando se juzga la política antiterrorista de Zapatero.

Y el 60% de los vascos, contra un escuálido 3,7%, cree que las cosas irían peor si el PP mandara en Madrid. Nadie puede dar lecciones. Los vascos suspenden la política antiterrorista de todos. No hay, pues, que condenar ni aplaudir a nadie, sino preguntarse la razón del escepticismo, que radica, creo, en que se sabe que con la excusa terrorista se vende mucha mercancía averiada.

Euskadi está dividida, pero la mayoría (41%) hubiera preferido un gobierno apoyado por PNV y PSE, frente a un 10% que escoge el arreglo actual y un 26,6% que se inclina por otras fórmulas. Y el CIS da mas datos. Por un margen escaso (siete puntos) los vascos no aprueban la ilegalización de algunas listas. Y por un margen todavía menor (cuatro puntos) no están satisfechos del resultado electoral.

¿Por qué esta insatisfacción de quienes creen que su situación económica y política es mejor que la de España? El 45,5% se siente nacionalista vasco, pero el 45,6% (una diferencia del 0,1%) dice no serlo. Con esta partición es difícil creer que un Gobierno que solo encarne una de estas mitades (como el de Ibarretxe o el de Patxi) sea lo mejor.

Hoy es un día para de volver a condenar con convicción un miserable atentado terrorista, pero también de exigir que se superen los intereses partidarios.