Estoy muy contento porque Blanca Portillo es una mujer que profesa un profundo amor al teatro y es precisamente gente como ella, muy inteligente, preparada, llena de frescura y de amor a su profesión, lo que necesita el Festival de Mérida. Ha sido una buena noticia para el teatro, somos buenos amigos. Seguro que sabe darle el valor que tiene, ya que la Junta de Extremadura lo desconoce. Concretamente, la consejera y el director de Cultura no tienen ni idea de lo que es el teatro, ni saben lo que quieren y Blanca será una fabulosa directora.

Además, me siento más satisfecho todavía al saber que Chusa Martín, otra amiga, que ha trabajado conmigo en el festival dirigiendo el centro de producción durante dos años, vuelve a estar en Mérida. Tanto Blanca como Chusa son una continuación de mi labor. Precisamente, me parece curioso que han llamado a dos personas que están en mi línea de trabajo, a dos expertas que destacan por su gran profesionalidad y sensibilidad, que sabrán darle al festival de teatro de Mérida lo que necesita, y es gente de altura como ellas.