En una de las últimas jornadas solo estaba autorizado matar a seis venados, y se abatieron 12, el doble. Y no había efectivos suficientes (era sábado) para comprobarlo y denunciarlo. Porque aunque digan que el control poblacional es sobre todo porque hay que limpiar la zona de jabalíes que portan la turberculosis, lo que busca el cazador es el ciervo macho, el que tiene cornamenta, el que le supone un trofeo». Son las palabras del portavoz de Ecologistas Extremadura, Pablo Ramos, como respuesta al último pronunciamiento de Europa sobre la actividad cinegética en Monfragüe. Bruselas ha avalado la celebración de monterías en el parque nacional argumentando que se trata de «caza sostenible». Pero las voces críticas aseguran que las batidas son dañinas, que en el caso de los venados no existe tal sobrepoblación y que este año la Junta ha cedido a la presión de las empresas del sector para permitir matar a machos, que son los que realmente convierten la acción en atractiva.

¿Qué ha manifestado exactamente Europa? El comisario de Medio Ambiente, Asuntos Marítimos y Pesca, Karmenu Vella, tras una consulta formal realizada por la Oficina Nacional de la Caza, la Conservación y el Desarrollo Rural (ONC), considera que la práctica cinegética «si se planifica e implementa adecuadamente, puede ser una herramienta para ayudar a lograr los objetivos de conservación de la Red Natura 2000». Y aclara que «el ciervo común Cervus elaphus no es una especie de interés y no está protegida».

«Profundo desconocimiento» / Pero los ecologistas replican: «El pronunciamiento desde Bruselas es chocante porque en la mayor parte de los países de la UE esto no se hace, no se caza en los parques nacionales». Las organizaciones ambientalistas ANSER, AMUS, DEMA, Ecologistas en Acción, Ecologistas Extremadura, Fundación Global Nature, SEO Birdlife y Sociedad Extremeña de Zoología se han unido para acusar a Karmenu Vella de «falta de rigor cientígico y profundo desconocimiento». En un comunicado conjunto explican que las palabras del comisario crean confusión porque mezcla dos figuras de protección como si fueran lo mismo: un parque nacional y una ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves) de la Red Natura 2000. «En la actualidad se puede cazar en casi el 85% de la ZEPA Dehesas de Monfragüe y su entorno. Ninguna asociación ecologista ha pedido que no se haga ahí, sino simplemente que se impida en el parque nacional, donde la ley lo prohíbe».

Dan otra razón más para su postura en contra: «En Monfragüe se hacen monterías desde hace más de 20 años. Sin embargo, los datos muestran la baja efectividad en el control poblacional de estas acciones». De hecho, los propios cazadores aseguran que es difícil solventar este problema en el parque.

El portavoz de Ecologistas Extremadura añade: «Tampoco es que se celebren grandes acciones allí, por lo que no es necesario el uso de rehalas de hasta 200 perros, una barbaridad. Estos animales no entienden de límite de fincas, ni de especies protegidas a las que pueden matar, y además dañan la vegetación».

Y apostilla: «No tiene ninguna lógica que se autorice matar a los machos, porque ellos no son los que crían. Hay otros medios para el control poblacional, la esterilización o el empleo de trampas».

Este último método sí se emplea por parte de la Administración regional, pero no cuentan con recursos suficientes para hacer frente a la sobrepoblación, por eso en las fincas privadas se autoriza la caza comercial y en la públicas se pide la colaboración de las asociaciones locales de caza (la carne que se obtiene se dona al banco de alimentos).

LOS DEFENSORES / En el otro extremo se posicionan quienes defienden y practican la actividad cinegética, un sector que mueve unos 360 millones de euros al año en la comunidad. El portavoz de la Federación Extremeña de Caza (Fedexcaza), José María Gallardo, reconoce: «No es plato de buen gusto para nosotros cazar ciervas, lo atractivo es el venado. Por eso estos dos años que no se permitía, la llamada para celebrar monterías en el parque de Monfragüe no eran tan atrayente, porque al final te gastas un dinero para no poder disfrutar del trofeo que tú quieres». Esto ha provocado, entre otros motivos, que haya subido la sobrepoblación.

En cuanto a saltarse los límites del número de machos permitidos -la acusación de los ecologistas-, Gallardo no niega que pueda ocurrir: «Pero con cantidades tan pequeñas no tiene tanta importancia. No es lo mismo que se autoricen 40 y se maten 80 a que sean 6 y se maten 12».

Y en relación a los jabalíes, explica: «Si no cazamos más es porque no somos capaces, no porque no nos resulte igualmente atractivo. El jabalí es un animal muy intrépido y muy difícil de abatir, de hecho, los perros persiguen y acorralan más y mejor a los venados y las ciervas».

Los últimos dos años no se ha permitido la batida de machos en Monfragüe porque, según la Junta de Extremadura, se estaba a la espera de un informe científico que especificara qué población sobraba. El estudio fue encargado a una empresa externa, Ingulados, que determinó en su plan de acción selectiva que -entre noviembre y diciembre de 2017- se podían matar 114 machos y 777 hembras. Para los jabalíes no había ningún límite. Una de las justificaciones es que el 62% de la vegetación está deteriorada (los ecologistas discrepan del porcentaje). Se han celebrado en ese periodo una veintena de monterías.

El parque nacional se reparte entre 18.000 hectáreas (unas 50.000 con las zonas de alrededor). Una veintena de las fincas (el 46% del espacio, casi la mitad) es de propiedad privada. Es ahí donde tienen lugar la actividad cinegética comercial. No obstante, esta solo se lleva a cabo en un 20% del terreno, en la zona más pegada a la periferia.

El presidente de Fedexcaza tiene claro que si a partir de 2020 se aplica la nueva normativa, que prohibirá todo tipo de caza en los parques nacionales, Monfragüe corre peligro. Por eso, tras el respaldo de Europa, desde su federación se pide que no entre en vigor la nueva ley.

Para los ecologistas, este espacio debería destinarse solo al turismo rural y de naturaleza. Sostienen que los ingresos económicos que reportan las monterías no llegarían ni al 10% de lo que supondría apostar exclusivamente por la explotación turística.

De momento, la veda sigue abierta.