Autoflagelación, advertencias, agradecimiento y, por último, mensaje de esperanza. Esa fue la estructura del discurso que José Luis Rodríguez Zapatero pronunció ayer ante la dirección de un partido, el PSOE, que esta semana poco menos que le ha arrancado el bastón de mando y se lo entregado al que será su sucesor como candidato a la presidencia del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba. El mensaje de esperanza fue lo último, pero lo más anhelado: "Representamos a la mayoría en 1982, en 1986, en 1989, en 1993, en el 2004, en el 2008 y ¿por qué no en 2012?. Yo creo que sí, Alfredo, podemos hacerlo en el 2012". Con una ovación suturó el comité federal del partido las heridas abiertas esta semana, y que no dejaron de sangrar hasta que el pasado jueves la ministra Carme Chacón renunció a presentarse a unas primarias contra Rubalcaba.

La autoflagelación de Zapatero ante los suyos consistió, como era previsible, en cargar sobre sus espaldas el peso de la derrota electoral del 22-M. "La derrota grave que hemos sufrido es, ante todo, mi responsabilidad, porque deriva directamente de la situación de respuesta a la crisis económica, y ya me conocéis, no soy persona de excusas". No renegó de las reformas emprendidas desde el Gobierno. Insistió en que aunque sean impopulares, como las urnas han demostrado, son imprescindibles. Es decir, auguró más de lo mismo, pero porque, en su opinión, no es inevitable que la juventud actual es una generación perdida ("no es la primera vez que se dice y luego no es así").

REINOS DE TAIFAS Las advertencias de Zapatero, segundo capítulo de su intervención, iban entre líneas. "Hagamos toda la crítica necesaria, pero no más de la necesaria ni de la que merecemos. Los ciudadanos que nos han votado, y los que no nos han votado pero nos pueden volver a votar en las generales, están pendientes de qué les decimos a ellos y no solo de qué nos decimos entre nosotros", avisó el líder del PSOE. Fue su manera de deplorar los modos en los que algunos secretarios generales de las distintas federaciones del partido han expresado sus quejas esta pasada semana y, también, el modo en que encararon las elecciones del 22-M, como si el partido fuera un conjunto de reinos de taifas. Fuentes próximas al presidente se apresuraron a subrayar y lamentar que algunos candidatos se desentendieron de las reformas impulsadas por el Gobierno "como si no fueran con ellos". "A partir de ahora, si queremos remontar, deben asumirlas como propias".

El fragmento del discurso de Zapatero dedicado a los agradecimientos fue breve pero muy ovacionado. Fue, claro, el escaso minuto que dedicó a Chacón. "La generosidad es un esfuerzo de todos, colectivo, de todos los compañeros de este comité y de todos los militantes. Generosidad como la que ha tenido Carme Chacón, a quien agradezco su actitud y su valía". Todos aplaudieron, incluso los que han segado la hierba bajo los pies de la ministra.

RESPETADO Y TEMIDO El momento más esperado, no obstante, era el dedicado a Rubalcaba. El jueves se rindió ante los barones. Ayer abrazó sus argumentos. "Rubalcaba es la persona que quieren nuestros compañeros y nuestros votantes", dijo. Y añadió de su propia cosecha que es, además, "respetado por los adversarios y temido por algunos, como por los terroristas de ETA". En resumen, que desvinculó a Rubalcaba de la gestión de la crisis y le atribuyó los éxitos de la lucha contra el terrorismo. Por eso, dijo, confía en él como candidato. Por eso y por su pasado de atleta. "Alguien que es un esprínter, alguien que es capaz de haber corrido 100 metros en poco más de 10 segundos es capaz de ganar en 10 meses unas elecciones". Así que pidió al PSOE que ahora cierre filas tras Rubalcaba como no las cerró tras él esta pasada semana.