En el mes de diciembre del año pasado Repsol Butano anunciaba a la Junta que en sus planes de futuro no entraba la planta de llenado de la empresa en Mérida, la única que existe en la región.

Esto era debido a un plan de optimización elaborado por la compañía para frenar las pérdidas de los últimos años, un plan que preveía, además, el cierre de las fábricas de Alicante, Dos Hermanas (Sevilla), María de Huerva (Zaragoza), Venta de Baños (Palencia), San Fernando de Henares (Madrid) y Peligros (Granada).

Hace unas semanas Repsol Butano presentaba a los sindicatos una nueva propuesta que rebajaba algo las previsiones iniciales. Así, se mantiene el cierre de las fábricas de Mérida, Alicante y Dos Hermanas, mientras que de las cuatro restantes tres se mantendrán como simples centros de almacenamiento y otra más seguirá con sus funciones actuales.

Hace justo una semana la Junta de Extremadura dejaba claro que la empresa debía garantizar por encima de todo que esta situación no provocaría problemas de abastecimiento en la región.

Dicho y hecho, el martes responsables de Repsol Butano se reunieron en Mérida con dirigentes de la Consejería de Industria, Energía y Medio Ambiente y con el alcalde de la ciudad, Angel Calle, para exponerles la situación.

En esos encuentros la empresa aseguraba que no habría ningún problema de abastecimiento, puesto que una vez que se cerrase la planta de Mérida el butano y el propano llegarán a la comunidad desde las fábricas de Pinto, Puertollano y Huelva. También desmintieron que aumentasen las ventas en Mérida, y cifraron la caída del negocio en más de un 9% en el último año.