Los dos primeros años de legislatura han transcurrido por caminos dispares en los ayuntamientos de las principales ciudades. Así, Plasencia ha vivido una convulsión continua. Mientras, en Cáceres el Gobierno de Saponi iba, aparentemente, como la seda, hasta que uno de sus ediles explotó y le dejó en minoría. En Mérida y Badajoz las cosas han sido mucho más tranquilas.

Por orden de conflictividad, la capital del Jerte se lleva la palma. Su crisis arrancó antes de las elecciones, cuando la dirección regional del PP, de manera inexplicada, apartó a José Luis Díaz, alcalde entonces, de la cabeza de lista, y colocó a Victoria Domínguez en su lugar. Esto provocó una escisión popular, y la derecha ganó las elecciones pero perdió la Alcaldía en favor del PSOE.

Cuando todo presagiaba un paulatino acercamiento PP-CCPL para recuperar el Gobierno, una edil del grupo escindido que encabezaba Díaz, Raquel Puertas, se marchó al grupo mixto, y de ahí a un pacto de Gobierno que aseguraba la mayoría absoluta (11 a 10) a los socialistas.

Poco le duró la tranquilidad a Elia Blanco, alcaldesa, ya que una crisis interna en su partido llevó a la dimisión de una de sus concejalas y al paso de otra al grupo de no adscritos . Otra vez PP y CCPL, de nuevo una piña, pudieron plantearse la censura, pero, hete aquí, que la cabeza popular dice que no si ella no va de alcaldesa, y su partido la relega.

SAPONI EN MINORIA En Cáceres, todo iba bien para que José María Saponi completase su tercer mandato, hasta que, hace unas semanas, uno de sus ediles, Felipe Vela, haciendo aflorar unas desavenencias más o menos ocultas hasta entonces, se marchó a los no adscritos . El alcalde quedaba así en minoría, con 12 concejales, y a expensas de una posible moción de censura.

Sin embargo, el capote vino precisamente desde el principal partido de la oposición: el secretario regional de los socialistas, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, descartaba aprovechar la situación para llevar a los suyos a la Alcaldía.

Más relajado, pese a ganar por poco más de cien votos, ha vivido Acedo en Mérida. Salvo el escándalo de las fotos robadas y publicadas en internet, que salpicó a una de sus concejalas, nada ha enturbiado su Gobierno, al que ahora ha incorporado, con la nueva Ley de Grandes Ciudades, a dos personas.

Nada hace prever que el alcalde emeritense padecerá sobresaltos desde sus propias filas.

Finalmente, en Badajoz, Miguel Celdrán respira tranquilo, amparado por una amplia mayoría (15 ediles contra 12 de la oposición). Eso no quita para que se perciba cierta tensión interna, con un grupo de concejales críticos encabezados por Nicasio Monterde, y cuya máxima expresión fue el respaldo de este grupo a Oscar Baselga en el último congreso regional del PP, frente a la postura oficial de apoyo a Carlos Floriano.

Sin embargo, superado este trance, que sirvió para reforzar, además, el tándem Celdrán-Monago, las aguas, en apariencia, volvieron a su cauce.