La propuesta de varias administraciones e instituciones extremeñas para que le sea concedida la Medalla de Extremadura al misionero pacense José María Caballero, ha puesto de relieve la labor que desarrollan estos religiosos en el mundo. No obstante, la salud de las misiones extremeñas en la actualidad es delicada, el número de misioneros cada vez es más reducido y no por la ausencia de proyectos, sino por la falta de vocación entre los jóvenes. Además, los religiosos extremeños prefieren realizar su obra sin salir del país, por lo que extender el Evangelio por otras tierras se está convirtiendo en una complicada misión.

"En los últimos años se ha producido un descenso en el número de misioneros, quizás porque hay menos vocación entre los jóvenes", asegura Sebastián Conejero, exdelegado de Misiones de la Diócesis de Plasencia, que sentencia: "Una Iglesia que no tiene misioneros está muerta".

Esta crisis no se produce sólo en Extremadura. En todas las diócesis del país se ha constadado un progresivo descenso de misioneros, lo que está provocando graves consecuencias para la Iglesia a nivel internacional, ya que España es el país que cuenta con un mayor número de este tipo de religiosos en todo el mundo. "En general hay un descenso vocacional, lo que conlleva también a un descenso de misioneros. El motivo es que el mundo occidental es muy materialista y la misión constituye un riesgo", sostienen desde la Diócesis de Mérida-Badajoz.

LAS CIFRAS En la actualidad existen 306 misioneros extremeños repartidos por el mundo, entre sacerdotes, religiosos y laicos. El mayor número de ellos, 150, proceden de la Diócesis de Mérida-Badajoz, 103 pertenecen a la de Coria-Cáceres, y 53 a la de Plasencia. No obstante, la cifra podría ser mayor, "ya que es difícil conocer actualmente el número exacto. Ahora se está realizando un estudio a escala nacional y está costando bastante llegar al final, así llevamos más de un año", afirma Pedro Losada, de la diócesis pacense.

Pero, a pesar de esta crisis, la Iglesia extremeña trabaja ya en nuevos proyectos y ahora está intentando expandir su misión en Asia, ya que allí hay menos religiosos por las dificultades que presenta el idioma. Por el contrario, los países hispanoamericanos son los más demandados --en ellos se encuentran 6 de cada 10 religiosos extremeños--, seguidos de los africanos.

La principal actividad de los misioneros es "el anuncio evangélico y la transmisión de la fe mediante actividades humanitarias", para ello realizan tareas educativas y de formación y trabajos sanitarios, entre otras cosas, asegura Conejero, que reconoce que "son como padres de familia que tratan de dar formación a sus hijos".

Cuando surge un conflicto en la zona en la que trabajan suelen permanecer en el lugar hasta que un superior les exija que regresen. "Los misioneros normalmente son de por vida, en eso está la diferencia con las organizaciones no gubernamentales, ya que éstas son puntuales y, por ejemplo, si ha habido una catástrofe en una zona las ONG permanecen sólo hasta que termina su labor", reconoce Losada.