Todo transcurría con tranquilidad y parecía un pleno cualquiera pese a que la zona del público estaba abarrotada por personas contrarias al proyecto de la refinería, controladas por tres empleados del Parlamento regional estratégicamente colocados.

Pasaban pocos minutos de la una de la tarde cuando comenzaba el debate del tercer punto del orden del día, una propuesta de IU-Siex en la que se pedía a la Junta que denegase los permisos para construir una refinería en Tierra de Barros y que estudiase sus posibles impactos. Cristóbal Guerrero (IU-Siex) tomó la palabra, utilizando palabras gruesas y lanzó duras acusaciones a la Junta y a su presidente, Juan Carlos Rodríguez Ibarra.

Le replicó el socialista Francisco Macías y llegaron los primeros incidentes, puesto que algunas personas del público mostraron las palmas de sus manos pintadas de negro. El resultado, los cinco primeros expulsados del día y alguna diputada del PSOE que se quejaba de que no fuesen más los nominados .

Alejo Salas (PSOE) tomaba la presidencia en sustitución de Federico Suárez y cuando el público abucheó a Macías lanzó un primer aviso: "Esa gente, que no aplauda o los echamos". Macías decía que Guerrero estaba "en éxtasis" y éste afirmaba comunicarse "desde la otra galaxia".

Le llegó el turno a Teresa Tortonda (PP), que pidió a los dirigentes del PSOE que "no se la jueguen" políticamente en este asunto porque Extremadura "no es el casino de Estoril".

Llegó el escándalo

Fue entonces cuando salió a escena el presidente de la Junta, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, que en el fragor del debate llamó "ovetenses" a los naturales de Huelva. Pero, anécdotas aparte, la polémica llegó cuando, al tiempo que recordaba su currículum político, dirigió una frase muy clara y directa a Cristóbal Guerrero: "Yo decido trabajar en la política, no como usted, que trabaja en la sanidad pero está aquí, aumentando las listas de espera en Llerena, porque los que hayan ido a verle....". Y se armó el escándalo.

Diputados de PP e IU-Siex le recriminaron su intervención llamándole "sinvergüenza" hasta que el presidente de la Asamblea, Federico Suárez, llamó al orden a Teresa Angulo y Alberto Casero (los dos del PP). Este último calificó de "sinvergozonería" la actitud de Suárez y le respondió: "Puede llamarme al orden todas las veces que quiera". Suárez no dudó un segundo y les ordenó tanto a él como a Angulo que abandonasen en el hemiciclo. Cuando lo estaban haciendo el resto de sus compañeros les conminaron a quedarse y el público, que hasta entonces había permanecido en silencio, saltó y atacó duramente tanto a Suárez como a Ibarra, por lo que el presidente del Parlamento decidió desalojar.

Mientras, Ibarra, que continuaba en la tribuna de oradores, no quiso regresar a su escaño pese a las continuas indicaciones de Suárez y aguantó impávido el chaparrón de gritos que le dirigieron los opositores al proyecto. El presidente de la Asamblea suspendió la sesión y se marchó, pero Ibarra permanecía inmóvil. ¿Qué pasó por su cabeza?: "Que a mí me tiro al suelo Tejero con una metralleta y nadie más me tirará".

Aproximadamente quince minutos después regresaba Suárez a su sitio para retomar la sesión, pero la negativa de Angulo y Casero a abandonar la Cámara sin poder intervenir causó de nuevo el enfado de Suárez, que suspendió definitivamente la sesión.

El debate se retomará el 9 de junio y Suárez ha anunciado que todo seguirá donde se dejó, con expulsados incluidos, mientras que el PP ya ha dicho que en esas condiciones ninguno de sus diputados irá al hemiciclo. Continuará...