"Estamos viviendo una verdadera primavera en el mes de noviembre". Así describía ayer Angel García, presidente de Asaja Extremadura, la situación climatológica que ha predominado en la región en los últimos días y que, según comentó el líder sindical, favorece en gran medida los intereses de los agricultores y ganaderos extremeños.

Este optimismo contrasta con la crítica situación en la que, según denunciaban las organizaciones agrarias, el sector agroganadero extremeño se encontraba inmerso como consecuencia de la ausencia de lluvias de los últimos años. No en vano, en la primavera de mismo año, los informes del Instituto Nacional de Meteorología confirmaban que la región afrontaba su tercer año consecutivo de sequía, con una carencia de lluvias que se prolongaba desde el 2004.

"Después de los años de sequía a los que nos hemos tenido que enfrentar, las últimas lluvias resultan muy beneficiosas para el campo", explica García, que solo pone una objeción al actual nivel de precipitaciones: los perjuicios para las tierras en las que todavía no se ha cosechado el maíz o sembrado los cereales. El resto de profesionales vinculados al sector agroganadero obtendrán, según el dirigente, muchas ventajas del cambio radical que las condiciones climáticas de la región han experimentado últimamente.

Así, el máximo responsable de Asaja destaca situaciones excepcionales como "que ya haya empezado a crecer la hierba en el campo, algo que no es habitual en esta comunidad". En su opinión, el agua que los embalses y las charcas extremeñas están almacenando es "fundamental para proporcionar una cierta tranquilidad a los agricultores y ganaderos de cara al futuro".

Por todo ello, García transmite desde la organización que representa "una valoración muy positiva, aparte de la esperanza de que este ritmo pluvial continúe se mantenga todavía durante algún tiempo". En la misma línea se manifiesta el secretario de Agricultura de UPA-UCE Extremadura, José Cruz, quien se refiere al giro en el clima de la región como "lo que estábamos deseando".

Para Cruz, que también reconoce ciertas desventajas "en algunos casos concretos, como la siembra de cereales", las últimas lluvias suponen unos beneficios indiscutibles para la ganadería, la aceituna o el aumento de recursos hídricos en los pantanos extremeños. "Además, no se están dando lluvias torrenciales, que son las que podrían provocar problemas, por lo que no podemos hacer otra cosa que mostrar nuestra satisfacción", comenta el dirigente de UPA.

El año pasado Extremadura registró un déficit de lluvias del 56%, en lo que el Ministerio de Medio Ambiente consideró "el periodo de sequía más intenso del que se tiene noticia". En consecuencia, 13.590 agricultores y ganaderos extremeños solicitaron la rebaja de cotizaciones a la Seguridad Social para paliar los efectos de este problema. De momento, parece que este año no serán necesarias medidas compensatorias.