De los nueve candidatos al ATC que quedaron tras la primera criba del Gobierno central (que descartó, por ejemplo, municipios cuya solicitud --como la del extremeño Granja de Torrehermosa-- no cumplía con los requisitos exigidos), cuatro son de Castilla y León: Congosto de Valdavia (Palencia), Torrubia de Soria (Soria) y Melgar de Arriba y Santervás del Campo (ambos de Valladolid y muy cercanos entre sí, hasta el punto de que se ha planteado la posibilidad de que pudieran presentar una candidatura conjunta). Al contrario que en otras autonomías, como Extremadura o Castilla La Mancha, la Junta castellano leonesa no se ha opuesto a la instalación de la infraestructura nuclear en su territorio, si bien ha condicionado su apoyo a la prórroga de la central de Garoña, que el Ejecutivo español decidió recientemente cerrar en el 2013.

De estas cuatro localidades, las cercanas Melgar de Arriba y Santervás del Campo parten, a priori, con más posibilidades. Especialmente, las que les proporcionan sus buenas comunicaciones y la ausencia de riesgo de inundaciones y, sobre todo, sísmico, ya que Valladolid es, según la Red Sísmica Nacional, la comunidad con menor nivel de peligrosidad del país (no se registra un seísmo con epicentro en la provincia desde el 800 A.C.). En contra tienen su lejanía a las centrales nucleares (la de Garoña, a 175 kilómetros, es la más cercana) y la presencia de algunos espacios naturales en su entorno.

En el caso de estos dos pueblos vallisoletanos, a la habitual polémica que rodea el ATC se ha sumado otra sobre la posibilidad de que el centro tecnológico asociado a esta infraestructura se pudiera construir en la vecina Sahagún (León). La Diputación de Valladolid incluso se ha pronunciado en contra de esta posibilidad.

Por su parte, Congosto de Valdavia y Torrubia de Soria presentan en principio menos ventajas, algo especialmente evidente en el caso del municipio soriano, que se da por excluido por estar todo su término incluido en una ZEPA (Zona de Especial Protección de Aves). También Congosto está afectado por una zona de la Red Natura, aunque de escasa superficie (27 hectáreas), de modo que su principal contra serían sus malas comunicaciones (está a 50 kilómetros de la autovía y la estación de ferrocarril más cercana, ubicadas en Guardo).