"El deterioro de los hábitos alimentarios resulta cada vez más patente", declara Juana Fraile, especialista en Endocrinología y Nutrición. Desde su propia experiencia profesional, Fraile confirma que los extremeños cada vez consumen menos frutas, verduras y pescado en favor de la comida rápida.

Los cambios sociales se traducen, según esta endocrina, en un empeoramiento de la alimentación, derivado de la falta de tiempo para hacer la compra o cocinar. "Parece que ni siquiera podemos preparar un bocadillo a nuestros hijos", dice.

De hecho, para Fraile, el deterioro perjudica especialmente a los más pequeños. "Creo que el progresivo aumento de los niveles de sedentarismo y obesidad infantil son alarmantes y pueden tener graves consecuencias en el futuro".

Por ello, la endocrina demanda una mayor implicación de todos ante este problema, desde los padres --que deben saber comer bien para después enseñar a sus hijos-- a los gobernantes --que tienen que velar para que los precios de los productos más sanos (como la fruta) no los hagan menos asequibles que la comida rápida--.