Las elecciones generales de 1977 no estuvieron exentas de curiosidades. En las páginas de este diario, por ejemplo, en la jornada de reflexión se publicaba una columna con el titular: "Normas para votar correctamente". Tras explicar el proceso, en el texto se recomendaba recoger las papeletas no utilizadas para destruirlas y tirarlas a la papelera.

En la papeleta para el Senado había que marcar con una equis al candidato que se quería votar. Ante esa situación, un colaborador del periódico pedía prudencia a los votantes para no confundir la papeleta con una quiniela de fútbol: "No vale poner 1 X 2".

Los presidentes y miembros de las mesas no recibían dietas. Pero sí comían en el colegio un menú preestablecido. La comida consistía en entremeses o tortilla española, medallón de merluza, escalope de ternera, fruta, pan y medio litro de vino. Para cenar se servía gazpacho o consomé, tortilla de jamón, pollo asado, fruta, pan y un cuarto de litro de vino.

La igualdad y la paridad en las listas era un objetivo lejano. Solo el 10% de los nombres que aparecían en las candidaturas al Congreso y al Senado eran mujeres.

Un candidato de UCD al Senado envió un centenar de palomas mensajeras a las islas de Fuerteventura y Lanzarote para poder comunicarse con los demás candidatos de su coalición, incomunicados por la avería de la conexión telefónica.

En algunos colegios electorales se vieron obligados a reponer en varias ocasiones las papeletas de ciertas formaciones políticas. Acólitos de algún partido las robaban para forzar el voto hacia sus preferencias.

Algunos presidentes de mesas electorales pensaron que no era urgente entregar los resultados y se fueron a dormir tras el recuento. Las autoridades les tuvieron que despertar de madrugada.