Cuál es el balance que realiza de su gestión al frente de la Uex?

--Han sido cuatro años movidos, de mucho trabajo, intensos y complejos, pero estoy contento.

¿Qué sensación le queda al final de esta legislatura?

--Es una sensación de haber tomado el pulso a lo complejo que es dirigir una universidad y representarla. Es un mundo donde conviven muchos intereses, universitarios y sociales. Cuando las universidades eran instituciones muy cerradas los intereses sociales no se tenían muy en cuenta, ahora sí.

El retraso de la convocatoria de las elecciones suscitó polémica. Algunos piensan que era la vía más rápida para poder presidir el grupo G9 de universidades.

--Eso es una tonteria. La presidencia del G9 es rotatoria cada 6 meses. Por esta fecha, tenía que haberla asumido el rector de Oviedo, pero como ha sido la única candidatura que se ha presentado a la Conferencia de Rectores de Universidades Españolas y es apoyada unánimemente por el grupo, durante la reunión que tuvimos en Pamplona el G9 creyó que lo más conveniente era que el presidente fuera yo.

Los últimos meses han estado marcados por una cierta agitación preelectoral. Algunos de sus hombres fuertes le han abandonado, como el vicerrector Piñeiro --futuro candidato a rector--. ¿Se siente decepcionado?

--Para mí, todos los vicerrectores tienen el mismo nivel de fortaleza, lo que les diferencia son sus competencias. Ahora bien, cuando el profesor Piñeiro me comunicó su intención de presentar una candidatura a rector distinta a la mía me sentó mal. Es legítimo y me incomoda, pero lo respeto.

Algunos sectores aseguran que su gobierno ha sido de transición, que ha servido para reorientar la universidad.

--Sí, de un gobierno muy presidencialista, cuando yo no era rector, a un gobierno que he pretendido que fuera participativo.

¿Y cómo ve a sus opositores en las urnas?

--Como tres catedráticos que hacen bien en ponerse a disposición de la comunidad universitaria. Como rector tengo que agradecerselo. En cuanto a sus capacidades personales, esas me las reservo para cuando empiece la campaña electoral

¿Hubo gente que no supo asumir su elección como rector?

--Hubo miembros de la comunidad, de cuyo nombre no me acuerdo, que me dijeron "no vas a durar ni tres meses".

¿Uno de los momentos más duros de su mandato han sido las críticas por el retraso en la aprobación del presupuesto del 2002?

--Fue un momento complicado porque la Junta me dijo que no habría mayor financiación hasta que no se explicaran convincentemente destinos de presupuestos anteriores. Y esto llevó tiempo. Creo que hice lo que tenía que hacer, no aprobar un presupuesto en tanto que no se terminara esta conversación franca. Afortunadamente, las explicaciones que dimos fueron lo suficientemente convincentes como para que el presupuesto del 2003 haya crecido un 10,4%.

¿Cambiaría algo de estos cuatros años?

--Sí. La próxima vez que haga un equipo de gobierno voy a tener más cuidado en la selección de las personas.

¿Considera que ese ha sido su gran error?

--La próxima vez, le aseguro que voy a mirar con lupa no sólo las capacidades profesionales de las personas sino en el fondo de su alma.

Algunos dicen que no ha trabajado lo suficiente en la incorporación de la Uex al ámbito europeo.

--Eso es falso, porque si de algo me precio, no ya como rector sino como universitario, es que tenía puesto a disposición de la universidad múltiples relaciones con múltiples universidades europeas. Nunca en la historia de la Uex tuvimos tantos profesores y estudiantes extranjeros. Además, el consejo de universidades nos destaca como la universidad que más ha crecido en relaciones internacionales.