El 22 de marzo no volverá a ser un día como los demás en Bélgica. Las imágenes seguirán grabadas durante mucho tiempo en la mente de todos, un reflejo, afirmó el primer ministro belga, de una barbarie extrema. "Estamos decididos a defender nuestras libertades. Nos enfrentamos a enemigos que son contrarios a nuevos valores fundamentales. Las autoridades y la población harán todos los esfuerzos para salvar nuestras libertades", prometía Charles Michel tras declarar tres días de luto oficial. Bélgica de momento ha reforzado la presencia militar en las calles con 225 soldados adicionales que elevan el número hasta el millar. Las banderas de las instituciones permanecerán también a media asta y la plaza de La Bourse, en el centro de la ciudad, se ha convertido en un memorial donde los ciudadanos depositan flores.