Indignación, sorpresa y... tristeza. Esos son los sentimientos que embargan a la familia de Luis Expósito Mateos, de 80 años, tras su muerte en el hospital de Mérida el pasado lunes tras haberse sometido a un TAC (Tomografía Axial Computerizada). Juliana Expósito, una de las hijas del fallecido, asegura que llegarán "hasta donde haga falta" en su denuncia al centro hospitalario emeritense para depurar responsabilidades, que la muerte de su padre no quede impune, y "para que no le vuelva a pasar a nadie más", cuenta acompañada por su madre, Juliana Enrique, en su casa de la localidad pacense de Cordobilla de Lácara, de donde es natural esta familia.

Recuerda como el 18 de septiembre, día en que se hizo la prueba a su padre, "ya volvió del hospital con fiebre, vómitos y frío", síntomas que puede ocasionar esta prueba de contraste, por lo que al día siguiente quedó ingresado, falleciendo el lunes. "Mi padre estaba enfermo, pero se encontraba bien dentro de lo que cabe, y tuvo esa reacción al hacerse la prueba", se lamenta su hija, mientras insiste en que la denuncia que ayer tenían pensado presentar contra el hospital, no es por negligencia médica, sino por suministrarle un lote de contraste que, al parecer, le ha provocado la muerte.

Es más, aclara que su padre "se había hecho otra prueba con contraste y nunca le pasó nada".

Por todo ello, anuncia que seguirán adelante en sus denuncias para que todo se aclare. Ya presentaron una denuncia en el servicio de Atención al Paciente del hospital. Juliana Expósito señala que el trato en el hospital durante los días de ingreso de su padre fue correcto, pero "nos trataron fatal, como muñecos, de un lado para otro, cuando le tuvieron que hacer la autopsia", comenta, mientras relata que no les han facilitado informes sobre lo sucedido, y un hermano suyo estaba ayer en Badajoz para tramitar esos datos desde allí.