José María Cansado trabaja en una gasolinera cercana a uno de estos asentamientos y cuenta su experiencia, incluso amenazas vividas que le han obligado en ocasiones a "tener una navajita en el bolsillo. Tú te crees que esas son condiciones de estar aquí. Así llevamos cinco años, pero cada vez es peor", se lamenta.

"Del grifo de esta gasolinera se han llevado 20.000 litros de agua en un mes, que ya es agua, y cada año igual. Este año no estoy teniendo problemas porque ya he llevado dos escritos a la Delegación del Gobierno, tengo harta a la Guardia Civil y al ayuntamiento hartos y ya está esto más vigilado. Lo que quiero es que resuelvan las autoridades de una vez el problema", dice.

A su juicio, "ojalá viviéramos todos sin fronteras, pero no se puede juntar una cultura económicamente boyante y teniendo de todo, como es la nuestra, con otra que no tiene nada; tú y yo haríamos lo mismo que ellos, la necesidad crea el órgano, pero el problema lo deben resolver las autoridades, no nosotros", relata mientras muestra varios documentos.

Por todo ello, denunció la situación que vivía ante la Delegación del Gobierno a la Guardia Civil y al Ayuntamiento de Santa Marta porque "no me hacían ni caso" y a raíz de entonces vigilaron más.