Gordon Brown recibió anoche un gran golpe, quizás definitivo, en las elecciones europeas del Reino Unido. "Nos preparamos para unos resultados verdaderamente lamentables. Creo que no hay duda de eso", declaró, anticipando acontecimientos la número dos del partido laborista, Harriet Harman. El recuento, con una lentitud exasperante, debía prolongarse a lo largo de la madrugada, pero los primeros datos confirmaban una rotunda victoria de los conservadores y una derrota sin paliativos de los laboristas.

A la hora de cierre de esta edición solo se habían adjudicado 16 de los 72 escaños en juego, pero los laboristas quedaban relegados a una cuarta posición con el 14,5% de votos, tras los conservadores (28%), los antieuropeos del UKIP (18%) y los liberal demócratas (15%). El British National Party (BNP), una formación racista de extrema derecha, obtuvo además su primer escaño en la historia del partido, en Yorkshire.

LA SEGUNDA DERROTA El ministro para Gales, Peter Hain, reconoció que la de ayer iba a ser "una noche terrible para los laboristas". El impacto de un segundo desastre electoral en una semana, tras la humillante derrota del pasado jueves en los comicios locales puede hacer insostenible la posición de Brown. El primer ministro deberá reunirse hoy con los parlamentarios laboristas en la Cámara de los Comunes, en lo que puede ser una confrontación directa con los que piden que se vaya.

Horas antes de conocerse el veredicto de las urnas, Brown repitió que no dimitirá. Está claro, sin embargo, que la remodelación del Gobierno, llevada a cabo el viernes no ha logrado acabar con las voces, de un sector cada vez más amplio del laborismo, que quiere su cabeza. Un gran amigo de Tony Blair, Charles Falconer, antiguo responsable de Justicia, pidió ayer "un debate urgente", indicando que, para restablecer la "unidad del partido, sería necesario cambiar probablemente de líder".

MINIMO DE 70 FIRMAS Quienes participan en la rebelión necesitan reunir un total de 70 firmas para poder desencadenar el proceso de elección de un nuevo jefe de filas. Además, deben proponer obligatoriamente el nombre de un candidato y es en este punto donde tienen grandes dificultades, porque nadie de momento parece dispuesto a desafiar abiertamente a Brown.

Una neta victoria de los conservadores también proporciona a su líder, David Cameron, más argumentos para reclamar, como viene haciendo desde meses atrás, la celebración de elecciones generales anticipadas. Cameron se ha presentado ante los votantes como un claro euroescéptico, que está dispuesto a crear un nuevo partido con la derecha Europa, opuesto a futuras ampliaciones. "Los resultados de estas elecciones europeas pueden remodelar el mapa político británico", señalaba anoche el jefe de política de la BBC, Nick Robinson.

de los laboristas

los conservadores