Faltan 41 meses para que venza el plazo comprometido respecto a la puesta en marcha del tren de alta velocidad entre Madrid y Badajoz. Viendo el vaso medio vacío, las razones para dudar de que este plazo pueda cumplirse son varias. En primer lugar, no hay ni un solo kilómetro en obras, para un total, sólo en la parte extremeña, de alrededor de 300 kilómetros, más otros 70 kilómetros para enlazar con la vía de entrada a Madrid.

En segundo lugar, aproximadamente la mitad del trazado (todo el que va desde Navalmoral hasta Cáceres pasando por Plasencia) carece aún de proyecto, puesto que se encuentra en una fase muy anterior, la redacción de los estudios informativos para adaptar el recorrido a las necesidades de una línea que ya no sólo transportará viajeros, sino que también llevará mercancías, y que además debe evitar la afección al Parque Nacional de Monfragüe. Luego quedarían los estudios de impacto ambiental, la redacción del trazado definitivo, la elaboración de proyectos, licitaciones y, por último, el inicio de las obras.

En similar situación se encuentran las entradas a las tres principales ciudades de la región, todavía sin el preceptivo estudio previo de alternativas.

En tercer lugar, los presupuestos manejados hasta ahora, no ya los anuales, sino las programaciones plurianuales que abarcan hasta el 2010 precisamente, recogen unas cantidades insuficientes para llevar a puerto las obras. De hecho, para cumplir el compromiso habría que multiplicar por 2,5 veces la previsión actual de gasto, que sólo recoge 800 millones de euros en los próximos cuatro años.

Esto significaría que sólo en el tren de alta velocidad Fomento debería invertir en Extremadura a un ritmo de 500 millones de euros por año, lo mismo que ahora se invierte en todas las actuaciones en la región. Si se suma la puesta en marcha de proyectos como las autovías Zafra-Huelva, Badajoz-Granada y Mérida-Valencia, y la continuación de las autovías de la Plata y Trujillo-Cáceres, la inversión en Extremadura se dispararía, restando recursos que a buen seguro van a demandar otras comunidades.

Pero viendo el vaso medio lleno, en los últimos meses parece percibirse un acelerón en las actuaciones. Los compromisos de licitación anunciados se van cubriendo, y las adjudicaciones se realizan en unos plazos muy inferiores a los habituales, apenas tres meses.

También sigue viva, ya que la primera programación que excluía el AVE extremeño de los Fondos de Cohesión no es definitiva, la posibilidad de que el Gobierno decida rectificar y apartar una cantidad para esta obra en dicha programación, dado que la UE ha vuelto a recordar que la línea entre Madrid y Lisboa es una de las prioridades.