Isabel tiene 72 años. Lleva cinco días encerrada en casa. Lo hizo justo después de acopiar todas las provisiones del supermercado La Plaza que hay al lado de su edificio. Está pegada a La Sexta y por las mañanas da paseos en su terraza y toma el sol porque dice que la luz y el aire espantan todos los males. «He adoptado una cuarentena voluntaria. Y, por supuesto, nada de besos, que estoy en ayuno obligado», explica con sentido del humor.

«Cuando bajé al super, los chicos me dijeron que no me preocupara, que la histeria todavía no había llegado. Compré leche, carne y pescado para congelar, y latas. Lo del papel higiénico me parece una payasada, pero sí me traje lejía y detergente con esencia de limón para el cuarto de baño». Habla desde su teléfono móvil. No recibe visitas y dice que no se siente una extraña ni un bicho raro, sino una española responsable perteneciente a un grupo de personas en edad de riesgo.

«Cacereños, esto es una guerra», asevera. «Una guerra más de las muchas que hemos vivido. Recuerdo que mis padres sufrieron la contienda civil y sobrevivieron en unas circunstancias mucho más dolorosas que las nuestras. Ahora, los de mi generación tenemos la posibilidad de encerrarnos bajo llave, y esperar a que amaine el temporal».

Unos metros más allá de la casa de Isabel está la farmacia de Casillas, en la avenida de España. Delante del mostrador han colocado unos palés y sobre ellos han apoyado carteles publicitarios de medicamentos milagrosos que curan tu migraña o hacen que te crezca el pelo. Y todo ello para evitar que el público se acerque a los dependientes, que dispensan medicinas portando guantes de látex.

En otras boticas de la ciudad han hecho lo mismo: como en la de Campos Acedo, que está en Llopis Iborra y que tiene una ‘F’ muy grande como pomo de la puerta. Allí han instalado unas pegatinas parecidas a las que ponen en las obras. La medida parece lógica, teniendo en cuenta que una farmacia es, queramos o no, un foco de riesgo.

Aunque en Cáceres, igual que en el resto del planeta, todo es ya foco de riesgo. Los carteles de suspensión se expanden como la pólvora y corren tan deprisa como lo hace el covid-19. La II Carrera Solidaria del Instituto Javier García Téllez prevista para el 21 de marzo se ha pospuesto. Lo mismo ha pasado con el Día Mundial del Riñón: Juan Carlos Escudero y Juan Ramón Gómez iban a dar una rueda de prensa, que se ha suspendido, igual que la toma de tensión arterial o la medida de glucosa.

RETAHÍLA DE PREVISIONES / Este jueves, el alcalde de Cáceres, Luis Salaya, convocó de urgencia a los medios de comunicación. Lo hizo al aire libre, en el Bombo de Cánovas. Entonces saltaron las alarmas.

«Es que salía de la Cadena SER y me pillaba más cerca», tranquilizó el regidor, pero reconociendo que no se descarta que a partir de ahora todas sus comparecencias eviten los lugares cerrados.

Salaya llegó a lomos de un papel con una retahíla de prohibiciones. Cáceres, cerrado a cal y canto. El mandatario no se anduvo con rodeos: «Somos conscientes de la necesidad de no generar alarma social, pero también de la necesidad de informar a la población. Sabemos que las medidas que vamos a aplicar son impopulares, pero conocemos la gravedad de la situación a la que nos enfrentamos y ojalá dentro de unos días la conclusión sea que exageramos con las decisiones que tomamos. Nuestro deber es ponernos en el peor escenario».

Salaya llamó a la responsabilidad ciudadana, que no acudamos a zonas saturadas y que intentemos cumplir con las medidas de seguridad que nos están recomendando las autoridades sanitarias, así como cuidar y proteger a nuestros mayores y a los colectivos de riesgo.

En esta disyuntiva, la junta de gobierno del Ayuntamiento de Cáceres aprobará este viernes la suspensión de las actividades programadas por la Concejalía de Participación en edificios municipales y paralizará el programa ‘Naturalmente Cáceres’ que daba comienzo mañana, así como las ludotecas municipales y los recursos socioeducativos que preste el IMAS en dichos espacios.

Suspenden los actos deportivos que organiza el consistorio. Cierran todas las instalaciones deportivas, bibliotecas, centros turísticos y también lo hace el Centro de Creación Joven.

Aunque se mantienen las bodas civiles, se está recomendando a las parejas que acudan solo con los testigos o como máximo con 10 invitados. Los enlaces no se podrán celebrar en el Palacio de la Isla sino en el ayuntamiento por hacerlo en un espacio más abierto. Además, está en estudio la suspensión de los mercados ambulantes, una decisión que se adoptará el fin de semana.

Igualmente, se recomienda la presentación de trámites administrativos en sedes electrónicas, que los cacereños limiten al máximo acudir a edificios municipales porque la mayor parte de ellos van a estar cerrados. Se mantendrá abierto el edificio Valhondo pero solo con la actividad administrativa.

El ayuntamiento también está aplicando medidas de autoprotección. El pleno de la semana que viene se celebrará a puerta cerrada. Hay funcionarios que van a trabajar desde casa, empleados municipales que cambiarán de ubicación para que no esté junto todo el personal de un mismo servicio, con el fin de no someterlos a un riesgo. «Ya disponemos de 300 licencias más de teletrabajo que no están en uso para distribuirlas», advirtió Salaya.

Asimismo, el consistorio mantendrá el registro abierto. Los ciudadanos podrán seguir solicitando licencias, pero limitando la entrada. No obstante, se ampliarán los plazos de los trámites municipales para dar seguridad jurídica y evitar aglomeraciones.

El alcalde no ocultó las graves consecuencias económicas que la pandemia dejará en Cáceres. «Estamos muy preocupados por la Semana Santa», confesó el regidor, que de momento anunció que se aplaza hasta 2021 la promoción de Pasión en Segovia, cuya celebración estaba prevista para el sábado, 21 de marzo. El presidente de la Unión de Cofradías de Cáceres, Santos Benítez, está participando, a las 22.00 horas de este jueves, en un encuentro con las hermandades para perfilar un plan de acción.

APLAZAMIENTO / También está en juego el Womad. Ahora el ayuntamiento trabaja en su posponerlo e introducir en el convenio con la organización una claúsula sin contraprestaciones económicas para evitar indemnizar.

«El sector está muy preocupado, y con razón. Yo no soy partidario ni de edulcorar la situación ni de generar falsas expectativas. Si las cosas siguen evolucionando como hasta ahora los efectos económicos van a ser muy importantes».

Los bares de La Madrila: Velvet, Ivanhoe 3.0, Barroco y Zrrcus han dedicido cerrar hasta nuevo aviso y suspender todos los conciertos programados. Como siempre hay quienes se descuelgan y quienes utilizan la deleznable picaresca: en Legends a las 60 primeras personas que acudan este jueves por la noche al garito les prometen una consumición gratis.

Entretanto, el humor cacereño por el coronavirus se deja notar en las redes sociales, por las que se ha divulgado una imagen de la ya mítica estatua de la vendedora del Extremadura entre dos vallas de la policía local con la siguiente leyenda: «Última hora, Leoncia en cuarentena».